EL PENE HUMANO ¿TIENDE A DESAPARECER?

MITOLOGIA  FÁLICA: DEL “PENE CON ESPINAS”  A “EL TAMAÑO SÍ IMPORTA”

No poco revuelo ha causado tanto en las redes sociales como en la comunidad científica, el anuncio publicado por la reputada Universidad de Stanford en los E.U.A. la cual demostraba que en el camino evolutivo del ser humano, el pene de los proto humanos podría haber tenido espinas milimétricas a base de queratina (el material de las uñas) con terminaciones nerviosas cuya función sería incrementar el placer durante el coito, y con ello la predisposición a aumentar la especie.

El hecho es que dichos científicos de Stanford han comparado el ADN humano con el del chimpancé -uno de nuestros primos más cercanos, evolutivamente hablando- derivado que han hallado 500 fragmentos de cadenas genéticas  que nosotros no presentamos y ellos sí.

Como parte de esta investigación,  los investigadores crearon ratones transgénicos cuyos embriones presentaban penes con incipientes espinas en formación llamadas vibrisas sensoriales, las cuales comparadas con otro tipo de pene son espinas: el del felis silvestris catus o gato doméstico.

Esta no es la única vez a través de la historia que surge a la luz de la investigación científica el famoso “pene con espinas”, pues en 1946 a través de la Revista Nature, el primatólogo británico William Charles Osman Hill presentó una serie de ilustraciones publicadas en su obra Proceedings of the Zoological Society of London, en donde muestra penes de primates con las dichosas extensiones con puntas agudas asociadas a la función reproductiva.

Lo anterior viene al caso debido a las numerosas teorías que han surgido a través de los estudios acerca de la evolución morfológica del ser humano debida a la adaptación a nuestro entorno y a los cambios en las costumbres y actividades de la modernidad, y va en relación directa con nuestras relaciones en pareja, pero también con nuestro ecosistema.

Por ejemplo, una hipótesis científica marca que el dedo pequeño del pie está en vías de extinción, pues su rol está ligado a nuestro pasado como  primates, en los tiempos cuando lo utilizábamos  como garra para trepar o descender de los árboles. Lo mismo podría suceder con otro tipo de características humanas impactadas por la evolución humana, como el tamaño del cerebro, la estatura y nuestra dotación muscular.

Lo cierto es que el pene, siendo un músculo utilizado para la perpetuación de la especie no solo podría verse disminuido al paso del tiempo por efecto de la costumbre monogámica y peor aún, por la tendencia cada vez más presente y activa a obtener placer a través de la tecnología, la reproducción in vitro, el fenómeno del DINK o doble ingreso sin hijo (por sus siglas en inglés); entre otras modas y avances científicos relativos a la reproducción y la sexualidad del humano moderno.

Es un hecho que, a través de la historia, y como parte de nuestra cultura existe una mitología fálica entre las que se encuentran conceptos muy arraigados en la percepción del uso y características anatómicas del pene, como por ejemplo aquello de que “el tamaño del pene si (o no) importa”, “el  tamaño del pene va en relación directa al tamaño de los pies, las manos o la nariz”, “ los afrodescendientes tienen el pene mas grande que otras razas, y los orientales más  pequeño”, “la circuncisión  disminuye el placer” , “el pene se puede fracturar” o “la masturbación es una práctica impura y disminuye tu capacidad de eyacular”.

No cabe duda que tratándose del sexo, y en particular de  multicitado pene existe toda una cultura y mitología entre las que se pueden citar las tan criticadas “falocracia” y la “envidia del pene” apuntada por Freud.

Lo que si es un hecho es que el pene sigue siendo un “objeto del deseo” que, adorado o soslayado, erecto o en reposo, sigue causando muchas y muy “espinosas reacciones” que por supuesto y por lo pronto, no van a disminuir y mucho menos, a desaparecer.  Y tú ¿qué opinas?

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