Desde tiempos inmemoriales hemos indagado en las formas de vida inteligente que circundan a la Tierra y hemos buscado las relaciones que nos unen como especie humana a la presencia permanente de las divinidades. A lo largo de la historia, se han encontrado numerosas representaciones gráficas de sucesos o fenómenos que parecen pertenecer a un mundo desconocido.
Hoy por hoy, existe una variedad literaria que no ha dejado de extenderse y que sigue alimentando el tópico de lo extraterrestre; pues pareciera que el hombre después de buscarse afuera, se empieza a encontrar por dentro…
Las primeras materializaciones de una corriente que pretendía buscar y demostrar la presencia de seres pensantes fuera de nuestros límites, fue catalogada como ciencia ficción; pues desde finales de siglo XVIII, muchos de los temas que incomodaban con la dinámica de la sociedad y la hacían titubear sobre su verdadero origen, eran silenciadas bajo el inapelable discurso religioso o en su caso, de la ciencia.
Tal coartada no fue un impedimento para que se siguieran creando obras de gran nivel y para que los escritores más proficuos, navegaran entre los mares que conectan a su racionalidad fantástica con una posibilidad real de espectros ambivalentes. Como pioneros de este esoterismo literario, Louis Pauwels y Jacques Bergier abren la discusión con su libro El Retorno de los Brujos, dando cancha a todo un nuevo género literario: la ufología.
La literatura de ufología tiene su auge con Erich Von Daniken (1935), autor de numerosos títulos incómodos para la ciencia, tales como: Recuerdos del futuro, Carros de los dioses, La historia miente, entre otros.
La presurosa sociedad del siglo XX, encontró en Von Daniken, una contraparte antagónica sobre lo que se pensaba acerca de los viajes espaciales y la apropiación de espacios celestes. De este modo se puede decir que el suizo se consagró como nadie en su propio ámbito, siendo que incluso libros milenarios como El Canchur tibetano, hablaban ya de visitas y residencias celestes.
Probablemente la teoría más famosa del autor, es la de los antiguos astronautas, la cual propone que la Tierra fue habitada por seres ajenos al planeta y que estos mismos fueron los encargados de poblarla dando origen primero a, seres híbridos con capacidades divinas, y posteriormente a los seres humanos. Estos dioses o astronautas, para Von Daniken, dejaron sobre el planeta pruebas innegables de su intervención: como las líneas de Nazca encontradas en la costa desértica peruana, o como las inexplicables pirámides Keops, Kefrén y Micerinos en Egipto.
Obras medulares para la cultura hinduista, budista y taoísta. Textos como la Epopeya de Gilgamesh, el Majabhárata de Viasa, el Rig-Veda, o hasta el Ramayana de Valmiki. Los cuales dejan ver que -para las culturas primigenias- hablar de seres inteligentes fuera de esta Tierra, no era algo imposible; como tampoco lo era, hablar de naves voladoras o de vehículos divinos, como el Vimana: pues “El hecho mismo de vivir la vida” ya era en sí una posibilidad infinita de creencias.
Probablemente la censura milenaria -sobre todo occidental-, contra los autores que atentaban contra la normativa creacionista, viene arraigada a un profundo miedo de pensar, imaginar y creer que hay algo más que humano… sin embargo, nosotros tenemos la capacidad de poder hablar sobre lo que un día fue ficción, y que hoy más que nunca, se asemeja a la realidad…
Es la celeridad misma de los tiempos, la que se ha encargado de que la sociedad busque saber más y más acerca de lo extraterrestre. Por tanto, el impacto cultural que ha cimentado Von Daniken en la sociedad moderna, ha servido para configurar a los medios de comunicación en torno al legado alienígena.
National Geographic y History Channel, han buscado resignificar el legado del maestro Daniken: pues se han encargado de transpolar los mitos hasta la realidad, y es ahí cuando nos preguntamos con temor, ¿los marcianos llegaron ya? O solo somos nosotros mismos regresando del mañana, en una suerte de recuerdos del futuro que ha estado aquí, siempre presente, nunca hemos estado solos en la inmensidad cósmica…