EL PODER DEL BUFFET CHINO

LA RECETA CHINA PARA UNA EXITOSA ESTRATEGIA DE LIDERAZGO GLOBAL

Seguramente has comido o, al menos, pasado frente a uno de los cientos de restaurantes chinos que ofrecen buffet normalmente a un precio bastante accesible. Si no has entrado, te cuento cómo es: muchas charolas con mucha comida todo el tiempo; entradas, sopas, ensaladas, platos fuertes y postres. Es decir, la variedad y diversificación es su característica. 

Así ha funcionado, en general, la concepción de la economía china desde hace poco más de cuarenta años, cuando Deng Xioping asumió en 1978 el mando del Gran Dragón. La educación de Deng se dio en dos grandes etapas: la básica, la cursó en China. Después, a los 16, salió del país rumbo a Francia, donde trabajó y estudió, pero sobre todo, se adentró a los principios de la economía capitalista. Después de la capital del queso y los caracoles, partió rumbo a la URSS, donde estudió la universidad y, al concluirla, regresó a China… pero ya no era el mismo: tenía mundo, como dicen los clásicos. 

China venía de un periodo de casi treinta años de nulo crecimiento. Para cuando Mao ascendió al poder en 1949, la República Popular China era esencialmente una sociedad agrícola con una tasa de alfabetización de apenas 20%. Durante su mandato, las iniciativas del Partido Comunista Chino —como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural— no lograron equiparar al país con el resto del planeta.

Deng respetaba profundamente el legado de Mao, pero sabía que tenía que darle otro giro a China, así que propuso un plan llamado las “Cuatro Modernizaciones”, que reformaba cuatro áreas esenciales para el crecimiento económico:

  • Agricultura: Hasta 1978, se había basado en la colectivización y la tierra era propiedad pública. Deng hizo dos cambios: las parcelas podrían ser privadas y los campesinos empezaron a tener más libertad para administrar las tierras que cultivaban y vender libremente sus productos en los mercados.
  • Defensa nacional: el ejército perdió su independencia y ahora sería reserva utilizada en caso de guerra.
  • Ciencia y tecnología: este fue uno de los puntos clave porque aprobó más recursos para escuelas de calidad, y creó programas para que los estudiantes destacados fueron enviados a las mejores universidades en el extranjero, quienes estaban obligados a retornar a su país.
  • Industria: Abre el país para la inversión extranjera. Promueve territorios chinos a favor de aumentar el asentamiento de las industrias. Se permitió el uso de los incentivos para los trabajadores, y la libre elección del empleo. Canceló parcialmente el poder del Estado para la fijación de precios: libre mercado. Pero sobre todo: se permitió la creación de empresas privadas.

Ese ambicioso plan de apertura y liberalización de la economía se enfatizó simbólicamente cuando Deng hizo un viaje oficial a los Estados Unidos para comenzar a hacer negocios con la economía más poderosa del planeta. Prácticamente de inmediato muchas empresas norteamericanas le dieron el sí, sí quiero entrar a tu buffet, porque como el mismo Deng dijo alguna vez: “da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”. Desde entonces para acá, China tiene una economía altamente diversificada, dominada por los sectores manufacturero y agrícola. En el primer rubro, su participación en el PIB es aproximadamente del 54,5% y empleó a alrededor del 47% de la fuerza laboral; la manufactura china se ha convertido en uno de las preferidas para la externalización de unidades de fabricación globales gracias a su mercado laboral barato; en cuanto a la agricultura, es el principal productor mundial de cereales, arroz, algodón, papas y té.

Desde entonces China pone el buffet para que, literalmente, todo el mundo se sirva de su comida… y la pague.

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