Desde la antigüedad, diversas culturas han configurado para el ser humano una serie de atributos físicos y emocionales considerados agradables en la sociedad que habita y para la sociedad japonesa, esto no fue la excepción. Se encargaron de establecer que la mujer ideal debe ser equilibrada, amable, ordenada, gentil, elegante, humilde, paciente, honesta y fiel. Todas virtudes ligadas a la femineidad, pureza y belleza. Pero, ¿Cuál es el concepto que el anime ha retratado para ellas en su narrativa?
En Japón, el anime o el manga es mucho más que cómics y dibujos animados: es parte arraigada y establecida de su cultura, y dentro está el rol de la mujer que conforma varias caras de la moneda, pero a través del tiempo, recurre con frecuencia a una: la machista y sexista.
La sociedad japonesa patriarcal, fuertemente reaccionaria y conservadora, en los puntos que conciernen al papel de la mujer en la sociedad, trasladan esos prejuicios a los mangas en una temática variada de aventuras, historias amorosas, competencias deportivas, entre otros.
Por muchos años, los diversos subgéneros (shojo, shonen, hentai, yaoi, mecha y sus más de veinte variantes) transmitían mediante una serie de estereotipos determinados a una mujer que muchas veces era reducida al papel de la damisela en apuros, al atractivo visual, la misoginia y en cierto punto, a la desnudez.
No obstante, a finales de los años ochenta, mujeres mangakas como Rumiko Takahashi, comenzaron a dibujar -aunque en personajes secundarios- roles de mujeres fuertes e importantes como Akane Tendo y Kagome de InuYasha, heroínas memorables con defectos y virtudes dentro del género shonen -dirigido al público masculino joven-, dando paso a una nueva etapa en la que las mujeres empezarían a tomar el control.
A principios de los noventa, las integrantes del grupo femenino de dibujantes de manga CLAMP, cambiaron el rumbo del anime renovando el “shojo”, dirigido especialmente al público femenino adolescente protagonizado en su mayoría por una chica, pero ahora con un estilo más adulto. En esta corriente encontramos, también, a Naoko Takeuchi, creadora de Sailor Moon, el personaje que vendría a reivindicar el papel de la mujer y quien actualmente es una figura icónica que representa poder femenino y sororidad. Sin embargo, a pesar de que las mujeres eran ya protagonistas en ese momento, muchas de ellas llevaban trajes reveladores y tenían que ser socorridas por un caballero. El machismo continuaba colándose en la sociedad hasta dejar un reflejo importante en estas historias ilustradas por mujeres.
Cabe destacar que las últimas décadas del siglo XX fueron especialmente fructíferas para las mujeres en Japón, el ascenso del anime en todo el mundo, y con él, una serie de grandes creadoras de manga femeninas. Actualmente la forma de expresión de mujeres poderosas ha prevalecido, gracias a que en Japón cada vez es más común que se rompan los roles de género, los personajes femeninos no solo visten escotes pronunciados y minifaldas, también salvan al mundo y son poderosas como las diosas en los relatos del antiguo Japón.
A pesar de que aún falta mucho camino por recorrer para que las mujeres en la cultura japonesa sean ampliamente vistas al nivel de los guerreros del anime, está claro que cada vez hay más tendencia en darle un merecido lugar. Afortunadamente, siempre afloran historias que presentan heroínas destacadas. Mujeres que protagonizan sus propias historias y que como todos, tienen defectos y virtudes, pero que buscan cumplir un rol digno en su colectividad.