MELOMANIA ASIATICA PARA DESORIENTADOS

DE C-POP, J-POP , K POP, SUSHI, ROLLOS PRIMAVERA Y KIMCHI

La invasión musical oriental no es algo nuevo y en nuestros días es una fuerte contrincante para los polémicos ritmos urbanos (aunque  algunos jovencitos juran que surge a partir de este siglo). Es obligatorio -por lo menos para un melómano nada desorientado, como yo- mencionar a artistas que tienen un peso e influencia muy importante en géneros que van de la música clásica, al pop, pasando evidentemente por el rock y la electrónica; también habrá C-pop, J-pop y el triunfador K-pop. 

Revisemos brevemente nombres de personajes emblemáticos orientales. La japonesa más famosa -y también de voz espantosa-,  pero irruptora total,  Yoko Ono;  los pioneros de este lado del mundo dedicados al sintetizador Moog: Isao Tomita (la versión nipona de Wendy Carlos con versiones fusionadas electrónicas de obras clásicas en el espacio sideral); y el multi instrumentista Kitaro, pieza fundamental del new age; Ryuichi Sakamoto, genio contemporáneo pionero del synth pop;  y también a los inolvidables fashionistas del Shibuya Pop, a la corriente nouvelle vague con representantes orientales como  Pizzicato 5, Cornelius, Fantastic Plastic Machine y Towa Tei, quienes se encargaron de llevar la electro-bossa y otras sutilezas a las sofisticadas pistas de baile por todo el planeta.  

Y para darle sabor al arroz blanco, les presentaré en la playlist a algunos de los muchos artistas del J-pop de hoy en día; también  encontrarán hard rock, progresivo, Hip Hop y divas fashion de gran trayectoria como Jamie Amuro e inclusive una estrella virtual llamada  Miku Hatsune.

Imposible omitir que ni Japón ni China han tenido la repercusión del K-pop, que rige a una gran parte de las listas y la industria,  pero eso no quiere decir que no haya ventas millonarias y trayectorias de gran tamaño y calidad; hoy en día y para muestra están: Timmy Xu, JJ Lin, Victoria Song, 7SENSES y Jason Zhang, todos ellos de origen chino.

Por supuesto, he dejado para el final al fenómeno llamado K-pop de Corea del Sur, el cual existe desde los noventas, pero reventó mundialmente con el comediante, actor y figuroso PSY, quien en 2012, con su biográfico “Gangnam Style” sobre la vida pudiente de una zona de lujo y excentricidad, se hizo viral en las redes. 

Por otra parte, tenemos a Super Junior, una agrupación a la boyband que también triunfó internacionalmente, al grado de cantar en español el cover del hit sesentero de la británica Dusty Springfield (popularizada en castellano por un plagiador que no voy a mencionar pero conocen perfectamente por el tema “Ahora te puedes marchar”).

Además están las bellas chicas de Blackpink, quienes han colocado éxitos internacionales y colaboraciones con artistas de la talla de Selena Gómez y Dua Lipa. 

Finalmente, como cereza negra de tarta al estilo del restaurante P.F.Changs, me resulta imposible no mencionar a BTS, una de las máximas estrellas de este género creado por agencias especializadas y con un nivel de exigencia y agenda nunca antes visto. Chicos andróginos con una estética muy de hoy en día,  pero también con mucho talento. Ellos, los huéspedes de la casa blanca, son  los únicos artistas de la corriente emergente y demoledora, con cinco primeros lugares en el top 100 de Billboard; eso hace más que destacable la invasión oriental que va más allá de una moda, pues es ya un signo de los tiempos; así es que, en mí humilde nada humilde opinión, reflexiono para decirles: “¿… cuándo íbamos a pensar que nuestro México los adoptaría con todo y sus cabellos de colores, y orejas de animalitos?”

Y dicho lo anterior me voy a la Zona Rosa con mameluco y accesorios combinados, a bailar y cantar K-pop – aunque no entienda nada-. Bueno ya, gran parte  de esos artistas cantan en inglés… y por eso, como penitencia, comeré tres veces en restaurantes chinos, japoneses y coreanos, mientras escucho esta  playlist que he nombrado “Reclusorio Oriente”, y que podrán disfrutar…o utilizar de vomitivo… !Ups!  pensé que estaría en chino escribir esto,  pero ni hablar, fluyó natural-itto…

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