En 1816, Napoleón Bonaparte predijo: “China es un gigante dormido. Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo se pondrá a temblar”. Pues bien, un poco más de dos siglos después, el gigante ya ha despertado y en nuestros días la República Popular China se ha convertido en un gran dolor de cabeza para los Estados Unidos y los países integrantes de la OTAN, en sus esfuerzos por mantener el liderazgo en la geopolítica mundial. Las proyecciones de las compañías especializadas en el tema, tanto de Asia como de Europa, coinciden en esta tendencia, aunque la japonesa Nomura Holdings da como fecha para la ascensión de China el año 2026 y Oxford Economics, anticipa que será en 2029.
Los frentes de batalla en esta nueva guerra fría se siguen abriendo y denotan la tensión casi sísmica del asunto, pues a mediados de mayo de este año, Joe Biden afirmó que China “coquetea” con el peligro y no descartó una respuesta armada en el caso de que China interviniera en Taiwán por la fuerza -como lo hiciera Rusia con Ucrania- escalando el conflicto que durante 70 años se ha presentado por la política de “una sola China“ implementada por dicha nación.
Lo cierto es que el gigante oriental, ha demostrado no temer ante la amenaza occidental, y a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores ha declarado que “China tomará una respuesta firme y contundente”.
Es un hecho que el clima geopolítico está enrarecido y a esta guerra de “dimes y diretes”, se agrega un tema que tiene a los Estados Unido muy, pero muy preocupados, pues hace unos cuantos días el medio británico Financial Times, reveló que “los expertos de DARPA -la agencia de investigación del Pentágono- no saben cómo China ha logrado lanzar un proyectil volando a una velocidad hipersónica, cinco veces superior a la velocidad del sonido”.
Por su parte, el diario norteamericano The Wall Street Journal, replicó la noticia, publicando que los especialistas del Pentágono desconocen la naturaleza del proyectil, pero afirman que se trata de un misil aire-aire, aquel misil que se dispara de un vehículo aéreo con el propósito de destruir a otra aeronave. No obstante, otros especialistas en el tema bélico, apuntan que se trata de un señuelo destinado a proteger el misil hipersónico.
Cualquiera de ambas teorías son más que preocupantes, pues el DARPA ha expresado al respecto, que todavía no pueden comprender cómo China ha podido realizar esta proeza que “desafía las leyes de la física”.
Este “nuevo” escenario de lucha por la hegemonía en cuanto a tecnología bélica se refiere, encendió los focos rojos de alerta en los Estados Unidos y en Occidente, pues según publica la plataforma alemana multimedios DW: “el general estadounidense Mark Milley afirmó que este sistema de armamento hipersónico chino significa un avance militar sin precedentes, solamente comparable con el lanzamiento de 1957 por la Unión Soviética del primer satélite artificial, el Sputnik, que sorprendió a Estados Unidos y lanzó la carrera por la conquista espacial”.
Por supuesto, China desmintió la noticia expresando que tan solo se trataba de una prueba con misil, asegurando que simplemente había probado la tecnología de un vehículo espacial reutilizable. El portavoz de la embajada china en Estados Unidos, Liu Pengyu, expresó que su país “no está interesado en la carrera armamentista con otros países y E.U. ha estado fabricando excusas como la “amenaza china“ durante los últimos años para justificar su expansión armamentista y el desarrollo de armas hipersónicas”.
Sin embargo, por imágenes de satélite y los propios medios estatales chinos, se ha podido confirmar que el gigante asiático ha incrementado exponencialmente su poderío militar con nuevos misiles nucleares, portaaviones, barcos de guerra, aviones invisibles al radar y drones de combate.
No cabe duda que el “dragón chino” ya despertó. Su vuelo hipersónico puede incendiar con fuego letal, no solo a Occidente, sino el planeta entero; y estas, no son buenas noticias.
¿Y tú, qué opinas?