BENEDICTO III, EL PAPA TRANSGENERO ALEMAN

LA HISTORIA DE LA MITICA PAPISA JUANA Y LA SILLA DEL PALPADOR

Roma, Italia, año 857. Durante una nutrida procesión que recorrería la colina del Vaticum hacia la Basílica de San Juan de Letrán, el entonces Papa Benedicto III comienza a sufrir fuertes contracciones y frente a la Iglesia de San Clemente da a luz en público. No se trataba de un milagro, sino de un engaño con tintes diabólicos que provocó que ahí mismo, el Papa-mujer fuera lapidado por la enfurecida multitud. En el lugar de los hechos quedó inscrita la frase Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum (Pedro, padre de padres, propició el parto de la papisa) y a partir de entonces se estableció el “ayuno de la papisa”, en memoria del infame suceso. 

De esta manera, en el año 1300, el cronista católico de origen polaco Martín de Opava describe en su obra Chronicon Pontificum et Imperatum, la muerte de Benedicto III; un personaje mítico alrededor del  cual se ha desarrollado la leyenda de “La Papisa”. Pero ¿existió en realidad un Papa-mujer transgénero? Y de ser cierto el relato ¿Quién fue ella y cuáles fueron los motivos y consecuencias de sus actos? 

Las investigaciones históricas apuntan a que el Papa Benedicto III, fue una mujer nacida en el año 822 en el poblado alemán de Ingelheim am Rhein, y fue bautizada con el nombre de Juana. Su padre habría sido un monje predicador, y es por ello que desde pequeña creció inmersa en ese ambiente de religiosidad. 

De este modo, con el apoyo de su madre -pero no de su padre- tuvo la oportunidad de poder estudiar y aprender, un hecho prohibido a las mujeres de la época. Al paso del tiempo, Juana se convirtió en erudita de temas religiosos, y según el relato de Opava: “en su juventud, disfrazada de hombre, fue conducida por un amante a Atenas. Allí se hizo erudita en diversas ramas del conocimiento, hasta que nadie pudo superarla, y después, en Roma, profundizó en las siete artes liberales (trivium y quadrivium) y ejerció el magisterio con gran prestigio. La alta opinión que tenían de ella los romanos hizo que la eligieran papa.”

Otros cronistas de la época, como Jean de Mailly, autor de la obra Chronica Universalis Mettensis, confirman la historia; y aunque en un principio esta historia fue dada por cierta por la propia Iglesia hasta el siglo XVI, la opinión general es que se trata de una leyenda que pretende denostar la figura papal.  

Sin embargo, en el Museo Vaticano aún se exhibe un artefacto llamado “sedia stercoraria” o silla del palpador con un  agujero en el asiento que tuvo como finalidad el que todo nuevo Papa debería de tomar asiento para que otro eclesiástico revisara sus atributos masculinos, y de ser positivos anunciaba: “duos habet et bene pendentes”, cuya traducción sería “tiene dos y cuelgan bien”.

Durante más de un milenio, la leyenda de la Papisa Juana ha sido la inspiración no solo de relatos, como el del ilustre y muy satírico escritor Giovanni Boccaccio,  o  más recientemente  la  novela “La Pontífice”, escrita en 1996 por la británica  Donna Woolfolk Cross; sino también la leyenda ha sido llevada al ámbito de lo esotérico,  pues en el tarot existe la imagen de “La Papisa” o carta número 2 que alude a la leyenda. 

La historia de la mujer-Papa Juana también ha sido llevada al cine; y en el año 2009, con el título de “La Pontífice”, es lanzada una película histórica de producción alemana, británica, italiana y española, dirigida por el director alemán Sönke Wortmann. 

Lo cierto es que la historia de Juana, la Papisa retoma actualidad ante la nueva óptica de la lucha por el derecho a decidir la identidad de género, la igualdad de oportunidades entre hombres, mujeres y personas que se asumen no binarias, pero sobre todo por la ancestral discriminación de la Iglesia católica hacia los géneros que no son masculinos; para muestra de ello, el papel de María Magdalena no se reconoce como una más de los apóstoles, sino como esposa de Jesús de Nazareth y sigue siendo motivo de una revisión novelada, histórica y fantástica como sucede en la obra “El código Da Vinci” del autor Dan Brown. 

¿Fue Juana, la Papisa, víctima y mártir de una discriminación de género por parte de la Iglesia?  Es un hecho que la Historia está llena de historias que se deben de replantear y reestudiar; por lo pronto y parafraseando el título del insigne escritor veracruzano Rafael Solana: “Debiera haber obispas”.  Y tú ¿Qué opinas?

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