Aunque hablando de drogas y estados alterados nada parece demasiado extraño, la ciencia ha corroborado que doparse ¡es natural! Pero lo verdaderamente asombroso es que un sinnúmero de animales lo hacen de una manera consciente y repetida; y esto no tiene nada que ver con experiencias rituales o como una forma de aceptación o iniciación de una comunidad en específico, y mucho menos para soportar problemas de tipo emocional, psicológico o social; sino que lo hacen por el simple placer de hacerlo y lo siguen haciendo, sin presentar la mínima sensación de culpa o rechazo grupal, durante toda su muy animal y natural vida.
Y aunque especialistas como Carlos Pedrós-Alió, investigador en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, coinciden en que: “meterse en el cerebro de un animal para descubrir sus más secretas intenciones o los gatillos emocionales que los incitan a drogarse” es imposible hasta ahora, lo cierto es que el mismísimo Charles Darwin observó hace casi 200 años que ciertas especies animales -algo así como una docena- no solo ingerían hierbas, sino que se volvían adictos a su consumo.
Según los etólogos (especialistas en el comportamiento animal) el animal más estudiado, que no es el más drogadicto del reino, es el gato casero y sus dueños pueden constatar que, tras consumir plantas como el tomillo, la valeriana o la “Nepeta Cataria” mejor conocida como “hierba gatera”, los mininos cambian de actitud y se les puede ver rodando placenteramente por el suelo y ronroneando con deleite; aunque como se dice comúnmente, “hasta en lo gatos o perros hay razas”, los gatos japoneses sucumben ante el encanto de la planta Matatabi: tras mordisquear sus hojas y se tiran de espaldas, presentando un estado de profunda relajación y contemplación estática. Muy típico de la cultura del país del sol naciente ¿no lo creen?
Pero el reino marino no es la excepción y según publica el portal “Hipertextual”, los delfines arman su propio “rave” submarino, pues en una especie de fiesta colectiva, se ha podido observar a grupos de estos inteligentes mamíferos marinos pincharse por voluntad propia con las espinas del peligroso “pez globo” o fugu, para obtener pequeñas dosis de una sustancia llamada tetrodotoxina, cuyas propiedades alucinógenas son reconocidas por la ciencia … y también por los “juguetones” delfines.
Pero en el reino de las 4 patas de la granja, el doparse es también algo común, y se ha comprobado que las vacas, caballos y ovejas presentan estados alterados cuando comen algunas hierbas comúnmente llamadas locoweed que crecen en América del Norte, cada vez que pueden, y se puede decir que lo hacen con harto placer.
Son muchos los animales que consumen drogas naturales de la herbolaria, pero esta costumbre también aplica al reino de los insectos y según documenta la publicación española El País “Hay hormigas que capturan a coleópteros, los meten en el hormiguero y los alimentan, limpian y cuidan. El vientre exuda gotitas de una sustancia adictiva que las hormigas chupan por turnos”.
Pero quizás el animal más extraño de este dispensario de sustancias psicoactivas es un sapo originario de Sonora, México. Este extraño anfibio tiene como característica, el generar a través de sus glándulas, una sustancia denominada bufantoina, la cual al ser procesada y fumada provoca estados alucinógenos poderosos y letales; pero lo cierto es que, de ser consumida como parte de un ritual ancestral, hoy en día se ha convertido en una moda bastante extraña que se volvió tendencia cuando el legendario boxeador Mike Tyson confesó que “mató al monstruo que tenía dentro cuando fumo veneno de sapo”.
¿Animales drogadictos o drogadictos animales? La línea que los divide puede ser imperceptible, pero el cuestionamiento acerca de las razones o sinrazones para experimentar viajes psiconáuticos, muy amplio.
Lo cierto es que si doparse es natural, la naturaleza no se puede estar equivocando… tanto… ¿cierto o falso? O tú ¿qué opinas?