SONIDO BINAURAL, LA NUEVA EXPERIENCIA PSICONAUTICA

LA BUSQUEDA DE REALIDADES ALTERNATIVAS ES UNA CONSTANTE UNIVERSAL

Somos psiconautas por naturaleza.  A  través de la historia, los seres humanos siempre hemos tenido una gran atracción por conocer más allá de lo que nuestros ojos o nuestros sentidos pueden percibir. 

Sin embargo, el uso y abuso de las drogas ha estado presente en la cultura del hombre desde  tres mil años antes de Cristo, hasta nuestros días en los que la expansión global de las drogas  ha  derivado en gravísimos problemas de salud, seguridad  y economía en todos los sectores de una sociedad que avanza hacia el futuro, arrastrando vicios, costumbres y actitudes autodestructivas heredadas del pasado.

La primera generación que hizo de esta búsqueda psiconáutica  toda una revolución cultural fue la de  los “baby boomers”. Todo comenzó cuando a finales de los cincuenta del siglo XX investigadores e intelectuales como el novelista y filósofo Aldous Huxley se interesaron en alcanzar a través de la experimentación de estados místicos, un conocimiento cósmico y de iluminación ritual.

Cuando Timothy Leary probó el ácido lisérgico o LSD, se dio cuenta que esta sustancia propiciaba un viaje tan intenso que, desde su propia perspectiva, producía la muerte del ego y un  estado de éxtasis narrado en los textos sagrados de  la mitología griega y romana, así como los cultos a Dionisio y Baco; pero también descrito en los textos ancestrales de  la cultura asiática y los estados chamánicos recopilados en la cultura y rituales sagrados de la América Precolombina. 

Los medios de comunicación proyectaron las ideas del gurú del LSD, que animaba públicamente a los jóvenes a seguir sus ideas; pero a finales de los 60, el gobierno estadounidense prohibió el uso y venta de las drogas psicodélicas; sin embargo, su uso y abuso ya se había extendido por toda  el área de influencia de la cultura hippie.  

Para 1970, el consumo de  LSD, así como otras drogas no sintéticas, como los hongos alucinógenos, la mezcalina o la marihuana se convirtieron en  parte de una cultura juvenil global que fue evolucionando y diversificando esta experiencia generacional, a través del uso y abuso de estimulantes, anestésicos controlados, estupefacientes lúdicos, estimulantes de moda y la sustitución de las sustancias naturales por las peligrosamente adictivas “drogas de diseño”.

Hoy en día,  la neurociencia ha  logrado  aplicar el conocimiento de nuestro mapa cerebral hacia aspectos lúdicos, como  la estimulación de los circuitos mentales por medio de  los pulsos  binaurales, los cual  según  un reciente estudio publicado por  la UNAM  “… están relacionados con los distintos rangos de  frecuencia  que  generan en el cerebro  ondas capaces de producir relajación, sueño, estados alterados de conciencia, sueños lúcidos, creatividad  y experiencias alucinantes”.

 ¿Las ondas binaurales sustituirán en el futuro a las drogas convencionales? Nadie lo podría asegurar, pero si su aplicación y consumo no es prohibida por la ley, no genera adicción y su venta no es objeto de esa feroz competencia mercantil, es muy posible que lo binaural sea la solución mágica a los graves escenarios que  ha generado la narcoglobalización en nuestros días.

Lo cierto es que el despertar espiritual y la búsqueda de la conciencia universal generados por los estados alterados es un tema que sigue presente en la cultura planetaria y se podría decir  que los  humanos, sobre todo los más jóvenes, somos psiconautas por  naturaleza; ojalá que la tecnología  binaural transformada en música, logre convertir en arte  la experiencia mágica de  poder  viajar sin alas, ni aditivos,  por los paisajes más insospechados que nos ofrece  nuestra propia mente, navegando  en libertad.
Pero mientras eso sucede, me permito parafrasear a un psiconauta de la música, el genial David Bowie quien al hablar de su propia vida expresó que: “sólo puedo hablar sobre mi experiencia, repito: aprendí mucho tomando drogas, mucho sobre mí mismo y sobre la vida. Dicho todo esto, no aconsejaría a nadie que las tomara.”

Comparte