La infidelidad amorosa, es uno de esos temas universales que son observados y tratados de una manera poliédrica. La religión, ciencia, economía, historia, derecho, psicología cultura, modernidad y cada disciplina que estudia a la sociedad ofrece su visión, justificación y castigo asociado al tema, y las penas por una infidelidad plenamente demostrada y descubierta han ido de la lapidación pública a el peligro de perder la pérdida de la silla presidencial.
El hecho es que la infidelidad, palabra que para el diccionario de la Real Lengua Española significa “falta de fe”, tiene su mejor versión en la palabra adulterio de la misma RAE, que en su versión extensa la define como “la relación sexual voluntaria entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge”. Sin embargo, no hay que pasar de largo que la diferencia entre la fidelidad y la lealtad, pues la fidelidad es del cuerpo y la lealtad es del alma; y en el alma hay otro tipo de valores, como el perdón; y en el cuerpo, pues el llamado genésico manda.
La infidelidad amorosa asociada al tema del adulterio, por lo menos en la cultura, prevé la existencia de una relación monogámica, un vinculo matrimonial bendito por la Iglesia o estipulado por un contrato social ante la ley, y la existencia de un o una tercera persona en discordia. Nada más lejano de la realidad, difuso y cuestionable en estos tiempos de modas, modalidades y modernidades.
Y hablando precisamente de modernidad digital, si tu padeces de dudas, celos y sospechas de la fidelidad amorosa de tu pareja, te tenemos noticias al respecto, pues ahora la tecnología se ha “metido en la cama” y ya están disponibles una serie de apps (benditas o malditas, según sea tu papel en el drama “taurino”) que te permitirán de la manera más efectiva espiar a “esa rata de dos patas” que te es infiel; y he aquí una lista de las más bien calificadas por los presuntos cornudos:
En primer lugar, o sea “la Mata Hari” de las apps espías es iSpyoo la cual según se publicita “admite el seguimiento de la ubicación en tiempo real de un dispositivo. Es decir, puede verificar el paradero en vivo del otro usuario y también conocer su historial de ubicación anterior y recibir alertas de su movimiento”.
En segundo sitio está la app CatWatchful, la cual se detalla en su website “algunas de sus funcionalidades son: Paso a la cámara del móvil. Realizar capturas sobre pantalla. Grabar sonidos del otro teléfono. Grabar las llamadas. Cuidar las páginas sociales y vía abierta a los archivos dentro del móvil”, entre otras amenidades nada amenas, pero muy efectivas.
La tercera, y nada despreciable (¿o sí?) opción se llama XNSPY y con ella es posible, según explica su descripción de catálogo: “Leer mensajes escritos. Ver las llamadas realizadas, así como recibidas. Ver los mensajes de Twitter. Ver el informe sobre navegación. Ver fotos y videos del usuario. Tener comunicación al gmail del otro teléfono. Ver los sitios que ha visitado”.
La cuarta en la lista (y muy lista, por cierto) es MSPY, la cual te ofrece en su página promocional: “una aplicación espía que incluye una enorme cantidad de funciones; y si bien se trata de una aplicación de pago, lo cierto es que te permite pagar sólo por las funciones que necesitas usar. Además, una de las grandes ventajas es que MSPY te permite acceder a toda la información del teléfono móvil de tu pareja más allá que tenga activado un patrón de bloqueo o contraseña”.
Finalmente, y dada la gran cantidad de opciones que pulula en la red, completamos este listado con las apps Spybubble, MobileSp, Spyzie y Hoverwatch, que son, según cada una se publicita, “las mejores aplicaciones disponibles actualmente”.
Pero es nuestra obligación ponerte sobre aviso que en las “letras chiquitas” de estas aplicaciones se advierte que “Debes saber que en ningún lugar del mundo está permitido espiar conversaciones ajenas. Cuando estás espiando conversaciones, información personal o el correo electrónico de una persona, estás cometiendo un delito”
Así es que ya lo sabes, queda bajo tu riesgo convertirte en espía digital, o seguir revisando a escondidas los celulares, oler las prendas, analizar los gestos, cronometrar las salidas y llegadas del presunto infiel, o simplemente evitarte la pena…( y pagarle con la misma moneda, y como dice la canción “ser felices los cuatro”).