Distrito Federal, octubre 21 de 1968. La Zona Rosa, el sitio donde el arte, la frivolidad y la vanguardia caminan por la misma acera, inesperadamente se vieron invadidas por un centenar de mujeres jóvenes marchando por las calles para exigir libertad, igualdad y respeto a sus derechos. Pero el asombro de ver un inusual contingente liderado exclusivamente por mujeres, rápidamente se transformó en escándalo; y es que en una actitud, que en aquellos días rallaba en lo inmoral, las jóvenes se atrevieron a vestir -a manera de uniforme- una breve prenda que dejaba al descubierto las piernas femeninas, muy por encima de lo socialmente aceptado por las “buenas conciencias”.
La revolución femenina finalmente llegaba a México y la prenda que simbolizaba este fenómeno imparable se llamaba minifalda, su mala fama la precedía, pero a 60 años de haber sido creada, es la prenda retro por excelencia.
Los años sesenta fueron un campo de batalla entre tradición y modernidad. El choque generacional fue profundo y violento, y en el caso de las mujeres jóvenes, la llegada de la píldora anticonceptiva les dio la oportunidad de liberarse sexualmente empoderandolas socialmente. El hecho de poder decidir sobre su cuerpo se vio reflejado en su pensamiento, actitud y costumbres.
Es precisamente en este momento de transición que surge la minifalda: una propuesta disruptiva que abiertamente se rebela a seguir los dictados de los grandes diseñadores de la moda y las prendas creadas en exclusiva para el consumo de las clases sociales de mayor nivel económico.
En 1955 en el corazón londinense, una desconocida diseñadora británica llamada Mary Quant, abrió una boutique llamada Bazaar, y cuenta la mitología fashionista que la idea de diseñar la minifalda es producto de la necesidad de cortar y reciclar las prendas que le heredaban las primas de Mary en su adolescencia.
Pero el concepto de convertir la ropa “de segunda mano” en prendas elegantes, con estilo juvenil, pero de bajo costo, se debe a la influencia que tuvo en ella la corriente “mod” que le dio identidad a las tribus urbanas londinenses de finales de los 50.
De manera oficial, la historia de la minifalda arranca el 10 de julio de 1964 con un desfile en el que Mary presentaba su propuesta de verano a base de faldas minis, que ante el estupor del público, las críticas de la prensa y la abierta ironía y descalificación de la cúpula fashionista; logró lo impensable y se convirtió en una tendencia, pues además de permitirle a la mujer denotar su sensualidad y sexualidad, democratizaba la moda, haciéndola barata y moderna, accesible para cualquiera.
Muy pronto las calles londinenses se vieron inundadas con jóvenes que se atrevieron a mostrar los 15 centímetros arriba de la rodilla que Mary Quant le cortó sin miramientos a la rigidez moralista de la una sociedad burguesa y victoriana.
El cambio de los parámetros ideales de la estética femenina determino el éxito global de la prenda, pues a partir del uso de la minifalda, el tipo de cuerpo femenino curvilíneo y voluptuoso pasó de moda. La nueva ola del “London look” o “youthquake” tenía una imagen inusitada: con el pelo muy corto, platinado, un rostro casi infantil y andrógino, grandes ojos y larguísimas pestañas; y lo que más destaca de su apariencia es esa figura menuda, frágil y muy delgada, que combinaba perfectamente con la minifalda. “Twiggy” se hacía llamar esta joven que se convirtió en la imagen publicitaria de las prendas de Mary Quant, y fue tan grande el éxito de la minifalda y la estética de Twiggy, que es considerada la primera top model de todos los tiempos.
Muy pronto minifalda y la revolución femenina en dos piernas, cruzó el Atlántico y causo furor en los Estados Unidos.
La imagen que mejor ejemplifica el triunfo de esta prenda es una fotografía en donde Jackie Kennedy, icono de la moda y la elegancia, viste una minifalda de color crema mientras desciende de las escaleras de un lujoso yate.
Aunque quizás, como dijera Mary Quant con bastante ironía al referirse a la moda contemporánea:
“El buen gusto es la muerte, la vulgaridad es vida.”
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