Idealizar el futuro siempre ha sido apasionante: Robots humanoides, ciudades flotantes, autos voladores, visitas a Marte, viajes hacia el mañana y también hacia el pasado. La mente no tiene límites cuando se trata de imaginar, como expresa desde hace 27 años el retro-superhéroe de juguete Buzz Lightyear, “hacia el infinito y más allá”.
Pero si bien el futurismo ha sido una corriente que abarca prácticamente todas las expresiones artísticas, a partir de los años 80 nace la corriente del “retrofuturismo”, la cual observa el futuro desde dos puntos de vista: el primero como una “ucronía ”, es decir, pensando que los hechos del pasado pueden crear una realidad alternativa; por otra parte, como una “distopía” o representación ficticia de una sociedad futura de características negativas que causan la alienación humana.
Dicho de otra manera, si los futuristas italianos de principios del siglo XX a través del “Manifiesto Futurista“ exaltaban la modernidad como esa evolución casi mágica, pujante y resplandeciente de la humanidad que desemboca en la corriente “steampunk”; ochenta años después los retrofuturistas le reclaman al ayer el no haber logrado concretar los ideales de ese pasado en el que imaginaba el futuro.
El termino retrofuturismo es acuñado en 1983 por el editor Lloyd John Dunn, da nombre a una revista norteamericana, y es el origen a numerosas corrientes artísticas que toman elementos del pasado para desarrollar su propia visión del futuro y entre ellas destacan:
El DIESELPUNK, según expresa la revista española SteampunkSP “es lo mismo que el steampunk, pero en vez de basarse en el vapor y los engranajes, se inspira en el diesel, la gasolina y la tecnología que lo circunda así como en décadas que van de 1920 al 1950, pero no está interesado en la pureza histórica”. Como referencias a esta corriente están los filmes post-apocalipticos Waterworld de 1995, pero de manera muy destacada la saga de películas Mad Max nacida en 1979, cuya influencia cubre ya casi cuatro décadas.
El CYBERPUNK nace como título de un relato de Bruce Bethke publicado en 1983 sobre un antihéroe hacker informático. Los relatos de esta corriente retrofuturista están ambientados en mundos distópicos urbanos, y sus protagonistas son entes marginales de la sociedad que hacen uso de sus habilidades tecnológicas para sobrevivir en un mundo hostil.
Sin embargo, esta idea de un futuro donde la inteligencia artificial es cuestionada como medio de opresión nace aun antes de que se origine la palabra cyberpunk, es, por ejemplo, la novela de 1968 ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Phillip K. Dick en la que se explora la relación entre los seres humanos y los entes artificiales; pero la obra maestra del género es el film “Blade Runner”, dirigida por Ridley Scott en donde la visión de una ciudad postnuclear de enormes rascacielos profusamente iluminadas por luces de neón, contrasta con el deterioro no solo urbano, sino también social de una humanidad dominada por una especie de religión/filosofía llamada “mercerismo”, también imaginada por Phillip K. Dick, y adaptada por Scott, tanto en la primera entrega de Blade Runner de 1982 como en Blade Runner 2049, de 2017.
Otros subgéneros del retrofuturismo son el ATOMPUNK y el BIOPUNK, pero de una forma conceptual, todos ellos coinciden la fuerte carga de ironía y escepticismo respecto al mañana pensado desde el ayer y la falsa idea de que la tecnología nos llevará a ser una humanidad perfectamente evolucionada, donde finalmente viviremos el hoy, sin culparnos por el ayer, ni la incertidumbre del mañana. Para concluir este artículo, me permito citar al escritor James Sullivan y su artículo “Visions of Tomorrowland” escrito en 1999, en donde definiendo el retrofuturismo expresa que “A pesar de los enormes saltos tecnológicos de las últimas décadas, en muchos sentidos, nuestra visión del futuro sigue siendo la misma que la de hace 40 años. A medida que nos precipitamos al tercer milenio, una nostalgia distinta, por una incumplida promesa de un futuro -en su mayoría la idea de que un día seríamos liberados de aquello mundano- se encuentra durmiente en buena parte de nuestra cultura popular… Algunos lo llaman “retrofuturismo”.