A nuestra generación tardía:
¡Atención colegas! Nos fue conferida la empresa de articular con viveza el pasado, curioseando en sus ecos y hurgando sus rastros. Revivir el polvo viejo del librero y hurtar el “best seller” arrumbado de las hojas roídas –con los párrafos subrayados-. Indagar en aquel libro que viaja de generación en generación y que cada lectura, resignifica su esencia.
Revisaremos a cuentagotas los títulos que ningún lector contemporáneo (ya sea de Kindle y PDF) debería perderse; partiendo desde la somera comprensión del ámbito contextual de las últimas 4 décadas antes del tercer milenio: tiempo que refiere a una crisis sistemática de la sociedad en soledad, desalineada y rebelde.
El epicentro en auge del fenómeno social más grande de los últimos tiempos, se dio en la baja estructura de la naciente sociedad norteamericana: confundida tras la postguerra y perdida en el capitalismo. La nube negra de los 50, hizo llover a los nuevos “chicos malos” de la segunda mitad del siglo XX.
Con la conmoción latente en el panorama, Allen Ginsberg dilapidó las esperanzas de los ilusos, y se encargó de dotar de voz enfática, los peores y más lamentables momentos de la sociedad perdida. A punto de llegar los 60, sentenció en su poema de cabecera, Aullido, con los famosos versos: “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”, poema que funge como primer manifiesto de la llamada Generación Beat. Por su parte, Jack Kerouac plasmaba las crónicas del desenfreno generalizado en su novela En el camino. Y a su vez, William Burroughs, lo hacía con su novela El Almuerzo Desnudo: títulos realmente imperdibles.
Asco, repudio y miedo, dan el pensar en la típica y trágica escena de una masacre estadounidense, y aún mayor temor e intriga genera él conocer cada particularidad del asesinato. Tal sentimiento oscuro y aquel placer monstruoso, orilló a Truman Capote en 1965, a escribir su mejor novela, A Sangre Fría: basada en la masacre de la familia Clutter.
Llegaron los setenta, periodo de ruptura y liberación: de cadencias y decadencias. Un deseo proclive a importunar las normativas y reclamar con una presencia exagerada, los dolores y placeres más viciados. Desde el lado más afable de esta liberación, como podría ser la fábula de Richard Bach, Juan Salvador Gaviota (1970), hasta las ínfulas más delirantes de las necesidades por una liberación de índole sexual, con The Joy of Sex de Alex Comfort.
En los 80 los medios globalizados generaron mega ídolos mesiánicos e hicieron del consumismo una nueva religión. La comunidad literaria de los ochenta se vio inclinada por la ficción distópica inmersiva, con un gran detalle en los personajes y sumo énfasis en la narrativa.
Stephen King en su obra Cementerio de Animales, que logró replantar al suspenso y al terror, como géneros medulares de la literatura universal. Por su parte, el género femenino logró deconstruir gran parte de la literatura clásica. Obras como La Casa de los Espíritus de la socióloga chilena Isabel Allende en 1982, o Margaret Atwood con su excelsa novela El Cuento de la Criada en 1985.
Ya en los tiempos más cercanos de los 90´s, el hombre llevó hasta el espacio sus límites y fronteras, razón por la cual se decidió a escribir cuanto tema pudiese imaginar, enfocándose en la fácil digestión de la lectura y en la superación de sí.
Un acercamiento para los curiosos y eternos dilemas filosóficos del ser humano, fue el libro El Mundo de Sofía (1991) del escritor para niños noruego, Jostein Gaarder. Motivacional y enérgico, fue el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? (1998), de Spencer Jonhson. Y finalmente, una de las grandes obras del autor japonés Haruki Murakami, que nos hace esbozar con cariño esos aires kafkianos, por su narrativa en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994).
Los nuevos lectores tenemos infinidad de letras por recorrer, pues allí habita el registro imperecedero de los “cómos, quienes y porqués” de aquellos que fueron jóvenes como nosotros; y en su momento, y a su manera, tatuaron con palabras, ideas y obras literarias , la piel del tiempo que identifica a su generación.
Leer evoluciona tu mente; leer del ayer, evoluciona tu espíritu…