Vivimos tiempos asombrosos, de grandes descubrimientos científicos y maravillas tecnológicas que nos hacen pensar que para el ser humano prácticamente no hay imposibles.
Vivir en este tercer milenio ¡es increíble! Sin embargo, y como dicta la tercera ley de la física expresada por Newton, “a toda acción corresponde una reacción, pero en sentido contrario” y esta norma universal, aplicada al entorno social y particularmente humano, ha derivado en una serie de trastornos localizados y catalogadas por los especialistas como “tecno patologías” o enfermedades digitales.
Lo cierto es que en estos tiempos en donde toda actividad cotidiana, social y laboral por más sencilla que sea tiene una implicación tecnológica, es cada vez más común escuchar -por ejemplo- acerca de la “nomofobia” o el desorden psicológico que surge por el miedo a salir de casa, perder o que te roben tu dispositivo inteligente; lo cual provoca en quien lo padece una situación de ansiedad que puede tener muy graves consecuencias.
A esta serie de trastornos podemos agregar el cibermareo, la depresión de Facebook, la cibercondría o creencia de que padecemos alguna enfermedad cuyos síntomas leímos en la red, el efecto Google o incapacidad de memorizar sustituida por la necesidad de acceder a la información a través de las plataformas digitales; pero también hay otro tipo de situaciones que van desde la vista cansada, un simple dolor de las articulaciones de brazo, codo o dedos por el exceso de apego a la terminal computarizada o el smartphone, hasta los casos extremos de soledad online y la suplantación de nuestra propia personalidad a través de la generación de identidades paralelas o avatares digitales.
Y así como estas enfermedades web podríamos enlistar a una serie de trastornos que tienen que ver con la era digital, y que definitivamente, están impactando todos los ámbitos de nuestro desarrollo como seres humanos conscientes e inteligentes de este tercer milenio, en los que aún no hemos logrado aceptar que el uso puede derivar en abuso y la costumbre en una adicción .
La solución a esta problemática se está convirtiendo en toda una tendencia a nivel global y se trata del Turismo Detox, o las vacaciones desconectadas, que retoman uno de los conceptos que surgen como parte de la cultura de la nueva era originada en tiempos de la experimentación de lo natural, implementada por el hipismo allá en los años 60; pero que ha tenido un resurgimiento en estos tiempos gracias al descubrimiento de los beneficios del mindfulness, la meditación, la alimentación orgánica, y las terapias holísticas que se han agrupado en lo que se llama el New Age 3.0.
El turismo Detox no puede ser más sencillo, y la vez complicado, pues implica aceptar el reto de pasar una temporada vacacional, por ejemplo, en este verano, total o parcialmente aislados de todo tipo de interacción y conectividad, ya sea con las redes, con los dispositivos inteligentes y las amenidades tecnológicas, en un entorno en donde la naturaleza y tu, tu pareja, tus compañeros de aventura e incluso tu familia puedan convivir, compartir experiencias, reconstruir los lazos sociales, pensar, imaginar y lograr en conjunto tareas colectivas, sin el uso de los artefactos convencionales que nos proporciona la modernidad.
¿Suena interesante? Sí. ¿Algo terrorífico? también; pero imagina el escenario: Una fogata en la playa o en la montaña acompañado de tus seres amados, contando historias, riendo, gozando de la naturaleza en su máxima expresión y lo más importante, alejado completamente de memes tóxicos, fake news, mensajes en cascada con textos sin trascendencia, publicidad anodina y hostigante, llamadas imprevistas e inoportunas.
¿Puede haber una mejor idea del paraíso vacacional al que podemos aspirar? No cabe duda que el paraíso está en nuestra propia mente. Acepta el reto y esta temporada de verano te invito a desintoxicarte, reencontrar el balance, y regalarte unos días contigo mismo, desconectado y cargándote de energía natural. Y como una última reflexión te pregunto ¿Quién maneja a quién? ¿la tecnología a ti, o tú a la tecnología?