Imaginar, explorar, practicar. Se dice que cada cabeza es un mundo y tratándose de los estímulos sensuales y los gatillos eróticos que provocan sexualmente a una persona o a una pareja, la diversidad es tan amplia, como los horizontes que esto implica.
En una sociedad en constante transformación, es un hecho que los “oscuros objetos del deseo” se han reinventado y siguen una evolución que le dan la bienvenida y aprobación tácita a un mundo erótico de lo más amplio, en el que todavía quedan muchísimas cosas por explorar.
Para explicar esa evolución primero hay que diferenciar lo que es una filia y una parafilia, o sea, aquella conducta sexual que separa el tabù de lo socialmente aceptado.
Se considera como una filia, un término acuñado por el psicólogo especializado en sexología John Money, quien lo consideraba como un ‘gusto por algo’; no enfocándose solamente en la sexualidad o la genitalidad, pero con un cierto grado de connotación sexual.
Por otra parte, una parafilia es percibida como “la atracción con connotaciones sexuales y hace referencia a preferencias “raras” que se salen de la norma”.
Y aquí es donde comienza la polémica: ¿Qué es “raro” y qué o quienes dictan la norma?. El primer punto para explicar esto es la idea del “coitocentrismo”. Según los especialistas “el coitocentrismo marca que si la práctica de las relaciones sexuales no culmina en penetración y orgasmo, no son satisfactorias ni completas “.
Este tema tiene que ver con la cultura occidental y el legado del pensamiento católico, pues en otras culturas, como la civilización dravídica hindú, existen ideas distintas, como el sexo tántrico en el cual la exploración sexual genera una suma de energías que suman a dos personas en una experiencia que va más allá de físico y se centra en lo espiritual.
Pero ahora hablemos de las parafilias y de su evolución en la percepción de lo prohibido y lo permitido.
Hasta hace relativamente muy poco tiempo, el sexo oral o el fetichismo eran consideradas parafilias; y el papel de la mujer en la práctica íntima era percibida como una mera receptora, y no era tan bien visto que ella tomara la iniciativa. En otros tiempos, por ejemplo, el éxito del libro Sex de Madonna, el cual se convirtió en la publicación que todo mundo disfrutó detestándolo, marcó una perspectiva muy distinta y disruptiva.
Las parafilias más recurrentes y exploradas son el voyerismo, el exhibicionismo , el sadismo y el masoquismo; y aquí te explicamos qué es cada una de ellas según la refieren los especialistas en psicología y sexualidad de la fuente psicologiaymente.com.
El voyerismo “se caracteriza por alcanzar la excitación sexual mediante la observación de personas desnudas o realizando alguna actividad sexual, sin el conocimiento de estas”
El exhibicionismo “es la exposición corporal desnuda en público, ante una persona o un grupo de ellas desconocidas, con una finalidad erótica que provoca excitación en quien se exhibe, y generalmente genera rechazo en quien la observa”.
El sadismo proviene de la escandalosa obra y pensamiento expresado por el Marqués de Sade y su connotación sexual se refiere “al placer que provoca dominar, humillar y causar dolor en otra persona.
En su contraparte, “el masoquismo sexual implica actos en los que una persona experimenta excitación sexual al ser humillada, golpeada, atada o sometida a maltratos “.
Por supuesto, la delgada línea entre el placer y el dolor esta implícita en estas dos últimas parafilias, pero la línea que si está muy marcada -y cuando se cruza se convierte en un delito- es que cualquier practica sexual sea consensuada y no viole la ley, ni afecte a terceras personas.
¿Es sano practicar la diversidad erótica extrema? Todo depende de ti y nadie te puede criticar, ni tampoco obligar a hacerlo, o dejarlo de hacer; y de hecho esto puede refrescar y evolucionar tu relación de pareja.
Si lo imaginas, es que lo deseas; sí lo exploras hazlo con respeto; y si lo practicas ¡enhorabuena! Tú y tu pareja son los dueños de su propia intimidad, pues como expresaba Sigmund Freud, “el sexo mueve al mundo, pero muy poco sabemos de él”.