En la sangre de la mujer mexicana siempre ha estado presente la lucha, la resistencia y la firme convicción de salir adelante frente a la adversidad en aras de vivir en equidad y lograr una vida digna. En sus venas, habita siempre algo admirable e inspirador: su talento. Abogadas, activistas o artistas, estas grandes mujeres mexicanas han dejado huella a lo largo de la historia de nuestro país.
Digna Ochoa es una de ellas, luchó diariamente por la impartición de justicia. Abogada defensora de los derechos humanos en México, fue integrante del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez. Su vida y obra es histórica y es para varias generaciones un símbolo inspirador. De niña, soñaba con ser educadora y maestra de preescolar. Sin embargo, en 1980, cuando estudiaba la preparatoria, su padre fue encarcelado injustamente. Este hecho hizo que Digna cambiara los sueños de su infancia y se decidiera a ser abogada y defensora de los derechos humanos.
Siempre haciendo justicia y mérito a su nombre, Digna representó y asesoró jurídicamente varios casos de violaciones de derechos humanos de gran relevancia nacional, algunos de los cuales llegaron a ser conocidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Su lucha vive a través del luminoso legado que ha dejado a favor de las personas indígenas y de las más desprotegidas en México.
Una mujer destacada por abrir paso a las mexicanas en el arte de la danza, es Elsa Carrillo, bailarina y embajadora de la cultura en México. Originaria de Texcoco, Estado de México, es la única mexicana y la primera Latinoamericana que ha ganado los tres premios más importantes de la danza a nivel internacional: el “Prix Benois de la Danse”, el Alma de la Danza de Rusia (una de las pocas bailarinas fuera de Rusia que recibe este reconocimiento) y el “Festival Dance Open” en San Petersburgo. También logró ser la primera mexicana en ser “primera ballerina de Staatsballett”, Berlín, ocupando lugar en una de las compañías de ballet más importantes de Europa y del mundo.
Entre otros de los muchos reconocimientos que ha recibido, destacan su nombramiento como Miembro del Consejo Internacional de Danza en la UNESCO, Miembro del Consejo de Diplomacia Cultural de México, recibió la Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes 2016, la Medalla al Mérito en Artes otorgado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y la Medalla de Oro otorgada por el Festival Internacional de la Cultura Maya.
Otra grandísima y digna representante del arte en desplazamiento que sucede en el espacio y el tiempo es Amalia Hernández. Ella es muestra clara de la universalidad de la mujer mexicana a través de la danza. Maestra, bailarina y coreógrafa, fundó en 1952 el Ballet Folklórico de México, que lleva su nombre y que es emblemático del arte dancístico folclórico de nuestro país. Setenta años está cumpliendo su legado considerado incluso embajador cultural. Fue condecorada con el Premio Nacional de las Artes en 1992, en la rama de Bellas Artes.
Y en este homenaje a la mujer mexicana universal no puede dejar de sobresalir Rosario Castellanos. Novelista, cuentista, poetiza, ensayista, periodista y diplomática; destacó en uno de sus trabajos más importantes: su tesis de maestría en 1950 que abordaba la cultura femenina. Gracias a esto se convirtió en un punto de partida para las escritoras mexicanas modernas, quienes la tomaron como un llamado a la autoconsciencia. Se convirtió en la primera mujer escritora de Chiapas y se graduó en filosofía en la Ciudad de México. Fue embajadora de México en Israel en 1971.
Dignas de celebrar, de seguir su ejemplo y trabajo, ellas son sólo algunas de las muchas mujeres que lograron darle oportunidad de participar en estos mismos ideales, a las mujeres de hoy.
¡VIVAN ELLAS, VIVAN TODAS Y QUÉ VIVA MÉXICO la patria que las vio nacer!