El agua es un elemento presente en todo organismo vivo, y de hecho, los seres humanos tenemos en nuestra composición orgánica un 60% o más de agua, y aunque a nuestro planeta lo hallamos bautizado como “Tierra”, se calcula que se está formada por tres cuartas partes de agua; y más aún observando desde el espacio nuestro hogar planetario, predomina el color azul de los océanos y las grandes masas nubosas que también están conformadas por agua.
Los científicos han comprobado que la cuna de la vida y todas las especies animales y vegetales que habitamos este planeta, tenemos como antepasado común un organismo acuático marino que evolucionó gracias a su interacción con el agua.
Históricamente hablando, las grandes civilizaciones de la humanidad no podrían haber surgido, ni prosperado sin la presencia del agua en todos sus estados naturales, y no es difícil entender que en todas las culturas originarias hubiese una deidad de la lluvia, del mar, de los ríos y los lagos.
Pero tal parece que entre más avanza la ciencia y la tecnología, y más fácil se nos hace el acceso al agua dulce, corriente, potable y apta para el consumo humano, más nos hemos olvidado de que este líquido vital es un recurso limitado; y de los 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua, 97,5% corresponden a agua salada y tan solo ¡el 2,5% es de agua dulce!
A muchos de nosotros nos parece de lo más común abrir la llave y dejarla correr, o peor aún, se nos ha hecho costumbre destinar nuestros desechos y basura de todo tipo por la coladera, sin detenernos a pensar en las graves consecuencias de estas simples y muy repetidas acciones que están ocasionando en nuestro ecosistema un daño irreversible que poco a poco se irá agravando… hasta que uno de estos días, al abrir la llave ya no brote el agua y la sed nos refresque la conciencia…
Sin embargo, esta reflexión acerca de la gran catástrofe que podría ocurrir a tal grado que la escasez del agua supondrá conflictos bélicos, no es una noticia nueva y según documenta el diario La Vanguardia de España “Quien fuere capaz de resolver los problemas del agua, será merecedor de dos premios Nóbel, uno por la paz y otro por la ciencia”: así se refirió el presidente de EEUU John F. Kennedy, hace cincuenta años, a la amenaza para la paz y la seguridad internacional que supondrá la “guerra” por el agua. Y, desgraciadamente, su vaticinio parece que se cumple.
El otro escenario catastrófico al que se enfrenta ya la humanidad también esta relacionado con falta de conciencia ecológica y con el tema del agua; pero como una paradoja que causa escalofríos, la advertencia o más bien la profecía, es un relato común a todos los textos sagrados de las culturas ancestrales, como los griegos, los hebreos, los sumerios, los aztecas, los mayas y los incas.
Todos ellos coinciden en un evento de tal magnitud y letalidad que dejó memoria durante milenios: y se trata del gran diluvio universal que estuvo a punto de acabar con la vida sobre la tierra y del cual tan solo sobrevivieron los muy afortunados “elegidos” y sus familias: Personajes que cuyos nombres han trascendido a la mitología como Enoch, Noé, Manú o Gilgamesh.
Pero quizá el relato más conocido, mítico y polémico es de la Atlántida, una ciudad legendaria descrita por el filósofo griego Platón. Lo que llama la atención es que la civilización Atlántida era increíblemente rica y avanzada, y aun así fue tragada por los mares y se perdió para siempre.
Las teorías sobre el diluvio universal y la existencia de la Atlántida nunca han sido aceptadas por la comunidad científica, aunque tampoco se ha podido desmentir el mito; y persiste la duda acerca de que se produjera una lluvia de semejantes proporciones que arrasara con toda la humanidad; sin embargo, sí considera verídica la teoría de la NASA que afirma que un prolongado e intenso calentamiento global, como el que actualmente experimentamos, pudo haber ocasionado que se derritiera el hielo causando una serie de inundaciones que habían afectado a ciertas partes de los Polos Terráqueos
Entonces, ¿el relato de la Atlántida es un aviso de lo que a nuestra “avanzada civilización” le podría suceder por nuestro desdén hacia los dioses de la naturaleza? ¿ La lección del agua y su poder es un tema olvidado o soslayado por la historia?
Entre la guerra de la sed y el diluvio global, la conciencia del agua son temas que nos obligan no solo a la reflexión, sino al cambio radical. Que no quepa la menor duda…