Diversas condiciones histórico-sociales han contribuido a la construcción del ser hombre-mujer. Si damos una repasada a la historia, esto se remonta a la época de las cavernas, el hombre de la prehistoria, cazador, y la mujer cuidadora de la caverna y de la vida familiar. Las formas de categorizar ambos géneros ha sido fuertemente ideológicas y hasta cierto punto, encubridoras, manifestando desafortunadamente una actitud de discriminación hacia la mujer a través de los años y esa podría ser una de las más antiguas conspiraciones universales. Y es que diversas culturas han condicionado estas maneras de ser y pensar. Así, el machismo se ha conformado. Sostiene que el varón es superior y la mujer debe estar sometida al mundo masculino, dejándose sin manifestación ni crítica.
Hemos pasado a lo largo de la historia por diferentes etapas evolutivas de la sociedad humana, pero resalta que estos papeles establecidos para la mujer se han perpetuado de manera casi inconsciente por medio de la familia, la escuela, la religión, los medios de comunicación y otros más. Pero, ¿Realmente el hombre es superior que la mujer? ¿Realmente las mujeres y los hombres somos tan diferentes? John Gray, escritor del best seller “Las mujeres son de Venus, los hombres son de Marte”, explica a través de siete años de estudiar el comportamiento y estimulos de respuesta de ambos géneros, que lo que nos diferencia es la forma de comunicarnos. Gray dice: “Los idiomas de los “marcianos” (hombres) y las “venucinas” (mujeres), tenían las mismas palabras, pero la manera de usarlas ofrecía significados diferentes”. De acuerdo al Dr. Carlos San Martín especialista en sexología clínica y terapia de pareja, tenemos que entender que la comunicación para las mujeres debe ser elaborada y explícita mientras que para los hombres no, (más aún cuando de demostrar los sentimientos se trata), pues se ha impuesto el pensamiento machista de que, mostrar los sentimientos, es un signo de debilidad o “se es menos hombre”.
En la neurociencia, el cerebro femenino y el cerebro masculino son claramente distintos y esas diferencias dotan a hombres y mujeres de habilidades cognitivas y disposiciones temperamentales “distintas” por ejemplo, el cerebro masculino sería más “matemático” y “racional” mientras que el cerebro femenino sería más “lingüístico” y “emocional”. Los hombres buscan soluciones y las mujeres buscan mejoras, y esto es solo el instinto de cada uno.
Anatómicamente hablando, la clara diferencia son nuestros órganos sexuales y ciertas características físicas. Mientras que la ideología de género, sostiene que lo meramente físico y observable no es razón suficiente para hablar de hombre o mujer, como tampoco lo sería lo intelectual, neurológico; el comportamiento ante diferentes estímulos, etc. De hecho, ser hombre o mujer significa ser humano pero de modo distinto (xx, xy). Las diferencias cromosómicas marcan la personalidad -al mismo tiempo única e irrepetible- de cada ser humano.
Lo cierto es que ningún escrito científicamente comprobado, asevera que el hombre tiene capacidades superiores a las de las mujeres. ¿Qué sería de la mujer sin el hombre y del hombre sin la mujer? El mundo necesita de ambos, no somos antagonistas, nos complementamos en muchos aspectos. No somos taaan diferentes de cómo nos han enseñado o mejor dicho, “programado”. No somos ni de Marte, ni de Venus, más bien; somos de la misma especie humana, con grandes capacidades, con errores, con aciertos, con deseos de progresar, de amar y de ser amados.
Somos terrícolas que, poco a poco, van poniendo los pies en la tierra para superar la brecha de género y así, lograr vivir con igualdad y respeto. Como John Lennon, imagino a todas las personas viviendo la vida en paz, y al coro de un “YOUUU”… entono: ¡LAS MUJERES ARRIBA, LOS HOMBRES ARRIBA, Y ARRIBA LA ESPECIE HUMANA! ¡QUÉ LEEVOLUCIONE DÍA A DÍA!