¿Qué me depara el destino? ¿ Es posible predecir el futuro? ¿Estamos en tiempos del apocalipsis? Estos son tres cuestionamientos que se han hecho de forma recurrente los humanos de cualquier sociedad, cultura y era histórica.
Las respuestas a estas preguntas que son trascendentales y comunes a todas las civilizaciones se han tratado de encontrar en los signos considerados sagrados , en las estrellas o en los poderes místicos que presumen tener cierto tipo de elegidos o iluminados, y han enfrentado a la ciencia, la cual niega los poderes extrasensoriales, como la parapsicología que atribuye a conocimientos herméticos el poder de conocer el futuro y la existencia de “un más allá”.
Pero, así como de la Astrología surgió la Astronomía, nadie está exento de creer en algún momento que alguna predicción en el horóscopo que acompaña al café matutino, caiga como anillo al dedo a tu propia realidad y te cause un repentino asombro que choque con tu fidelidad al método científico.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué, desde el oráculo de Delfos y Ptolomeo, pasando por Nostradamus, Edgar Cayce, hasta Joane Dixon, Esteban Mayo, Walter Mercado o Mhoni Vidente , algunas predicciones son asombrosamente ciertas?
¿Casualidad, charlatanería, sabiduría ancestral, magia o entropía? Aquí te vamos a tratar de explicar dos teorías que tratan de responder al “misterio” de la adivinación:
Primero hablemos de los métodos esotéricos que sean convertido a través de milenios de rituales espirituales a verdaderas industrias esotéricas, entre las que destacan por su gran aceptación, persistencia y arraigo popular, los horóscopos, el tarot, la lectura de cartas, manos , agua, las runas, el asiento del café, la numerología y la videncia.
La explicación a tales manifestaciones parapsicológicas las da la Ley de la Atracción Universal y según detalla el portal www.leyatraccionpositiva.com : “Cada ser humano puede crear la realidad que desee desde su mente, imaginando y visualizando lo que quiere lograr. Este proceso de creación de realidad ocurre constantemente, consciente o inconscientemente en cada ser humano, este el proceso de densificación de realidad. Debido a que hay un proceso gradual en que lo sutil se transforma en la realidad física que todos vemos, hay formas de leer en lo sutil que es lo que se va a densificar en el futuro”.
Y para que lo sutil se convierta en un decreto este portal lo atribuye a dos niveles: “Un primer nivel de densificación son las palabras y por medios de ellas se puede detectar que va ocurrir en el futuro. Una persona que dice “voy a buscar trabajo” es muy probable que no encuentre trabajo porque dijo que va a “buscar” que no es lo mismo que “encontrar”. El segundo nivel son las señales. Si una persona que quiere aumentar las ventas de su negocio ve un avión en el cielo que está subiendo, esta es señal de que va en buen camino”.
En contraposición, la ciencia atribuye la creencia en vaticinios y augures que van de la adivinación simple hasta las profecías apocalípticas a un fenómeno llamado Efecto Forer o Efecto Barnum, el cual es aprovechado por quienes se presentan como poseedores de “sabidurías ocultas” que solo tienen como finalidad hacer negocio de la credulidad humana.
Según explica el sitio psicologadesireeinfante.com : “Cuando las personas percibimos como válida una afirmación exclusiva sobre nosotros mismos que podría ser igual de válida para cualquier otra persona. Esto suele ocurrir con afirmaciones vagas y ambiguas, que realmente no llegan a ninguna conclusión. La principal consecuencia del efecto Forer es que vamos a tomar como ciertas o dejar que nos influyan afirmaciones que poco tienen que ver realmente con nuestra personalidad y aún menos con nuestro futuro”.
Por supuesto, el creer en y todo tipo de creencias místicas o negarlo a través del estricto apego a aquello expresado por Santo Tomàs de Aquino y “hasta no ver no creer” un depende de cada persona y su apego al materialismo o a la realidad mágica. Sin embargo, no podemos negar que, en algún momento, sobre todo cuando suceden terremotos en tres años distintos, pero en tres días exactos, que nuestro “instinto arácnido” se ve seriamente alertado. Pero aquí lo importante es lo que tu creas, o no…