HAARP: ¿EL ARMA DEL APOCALIPSIS?

EL MITICO INVENTO DE TESLA PODRIA ACABAR CON NUESTRO PLANETA

A nadie le es ajeno que en las últimas décadas  el planeta  y la humanidad esta viviendo tiempos marcados por las catástrofes naturales y algunas más provocadas por el nuestro  afán  desmedido  de evolucionar  y revolucionar a contra corriente de la  conciencia ecológica.

La ciencia ha tomado cartas en el asunto, pero también han surgido teorías aleatorias  que tratan de explicar este apocalipsis que amenaza a nuestra civilización. 

Pues bien, entre las teorías conspirativas más recurrentes está  el impacto desatado  un  proyecto denominado Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia o  HAARP por sus siglas en inglés,  el  cual ha sido  implementado  por los  Estados Unidos y según explican los investigadores de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa  y la Universidad de Alaska se trata de “un programa dedicado a estudiar las propiedades de la ionósfera con el objetivo de desarrollar y mejorar tecnología de radiocomunicación utilizada en sistemas de vigilancia estratégica”.

Dicho de una manera más simple este proyecto tiene como objetivo el  poder modificar las condiciones atmosféricas de cualquier lugar del planeta a través de una serie de potentes radiotransmisores  que pueden modificar las propiedades  electromagnéticas en una zona determinada de la ionósfera.

Para tal efecto se instalaron en 1993 una serie de antenas en la localidad de Gakona, Alaska y con  mucho éxito el HAARP logró crear la primera aurora boreal artificial  y de inmediato Rusia  y las  potencias europeas lanzaron alertas acerca de  este programa y sus fines siniestros como arma letal que podría desencadenar una  catástrofe apocalíptica en todo el planeta.

El  origen de este sofisticado sistema de alteración climática no es algo nuevo, y  de hecho la idea de utilizar las propiedades eléctricas de la atmosfera para el uso no solo de las telecomunicaciones, sino con fines militares se debe al mítico científico Nikola Tesla quien diseño y estuvo a punto de desarrollar la a comienzos  del siglo XX la Teleforce o según describe el portal de tecnología, ciencia  y cultura digital gizmodo en español : “una máquina electrostática para acumular grandes cantidades de carga eléctrica en el interior de una esfera metálica hueca  que se podrían aplicar para la producción de rayos X o experimentos de física de partículas y física nuclear”.

También conocido como “el rayo de la muerte”, Tesla trato de llevar a cabo su proyecto construyendo la  Torre Wardenclyffe, una estructura que se planeaba tuviera 30 metros de altura cuyo  diseño que resultaría trascendental para el futuro desarrollo de la comunicación inalámbrica. Sin embargo,  este proyecto nunca se logró concretar por falta de financiamiento, aunque se dice que la sola idea de construir un arma de tal letalidad movió la  conciencia de Tesla, así  como sucedería con Einstein ante la bomba atómica.

Pero regresando al HAARP, la sospecha de que E.U.   posee ya una versión actualizada de este “rayo de la muerte” y de  un  sistema que pueda provocar no  solo tsunamis, sequias o descargas  eléctricas de  la gran potencia y escala, sino también terremotos,  sigue muy vigente en la mentalidad conspiracionista,  y aunque el proyecto fue aparentemente cerrado en el 2014,  y aunque el gobierno norteamericano invirtió millones de dólares en su desarrollo,  repentinamente lo dejó a cargo de  la Universidad de Alaska Fairbanks, argumentando que “sus intereses habían cambiado”. 

Lo cierto es que  este programa de manejo  climático artificial  herencia de Tesla,  ha dejado la  puerta abierta para que otras grandes potencias construyan su propia versión, y no ha faltado quien le  atribuya a HAARP las grandes catástrofes meteóricas y terremotos que experimenta el planeta.¿La tecnología  del  más alto nivel aplicada a los fines militares  puede desencadenar  el apocalipsis planetario? Estas no son noticias nuevas, pero si escalofriantes, aunque la intención de sus inventores haya sido completamente  contrario,  pues como explicaba Tesla:  “He buscado a tientas durante años, intentando encontrar alguna solución al problema más acuciante de la humanidad –el de asegurar la paz-… ” A lo que Einstein, agobiado por la culpa,  hubiera respondido “Condeno totalmente el recurso de la bomba atómica contra Japón, pero no pude hacer nada para impedirlo”.

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