“Duérmete niño, que ya viene el Coco” es quizá una de las frases recurrentes populares que en el pasado se utilizaban para que los pequeños se estuvieran en calma y se dispusieran a dormir. Esta frase es también el mejor ejemplo de como los “mitos y leyendas” funcionan para cumplir un cometido social de transformar el miedo en una acción determinada.
La costumbre de compartir narraciones que producen miedo es el origen de muchos “mitos o leyendas” ya sea en a la luz de la luna y frente a una fogata, como en los albores de la humanidad, o como relatos que se transmite de padres a hijos y que generalmente contiene elementos heroicos, mágicos y sobrenaturales cuya estructura es la suma de sucesos reales, históricos o al menos verosímiles e historias asombrosas que concluyen con una “moraleja” o enseñanza especifica.
Todos hemos escuchado con admiración alguna leyenda fantástica de terror, y también todos nosotros hemos sentido “miedo” bajo su influjo verbal o escrito. Y es que el miedo, según los estudiosos de la psicología cumple una función elemental para los seres vivos , y en el caso de los humanos “es una emoción que se produce por una respuesta bioquímica de nuestro propio cuerpo, este se desarrolla justo cuando sentimos que estamos en peligro y nos sentimos expuestos de una u otra manera, a tal punto que llega a ser desesperante; en términos generales, el miedo es la manifestación de nuestro sistema adaptándose al peligro, para luego, en el transcurso de poco tiempo poder huir del mismo” ,según documenta el portal psicorelacional.com.
Sentir miedo es, entonces, una acción inherente a nuestra humanidad , es parte de nuestra adaptación al entorno, provocarlo o ser provocado por el miedo tiene una función educativa y es parte de nuestra cultura pues teniendo al miedo o al terror como gatillo emocional han surgido expresiones artísticas que siguen evolucionando y son una expresión global.
En ese contexto surgen los “mitos o leyendas urbanas” las cuales son diferentes a los “mitos y leyendas rurales” pues los mitos urbanos se basan en las creencias sociales que suelen derivarse de una mala interpretación de la realidad, mientras que los mitos rurales se interpretan a partir de un hecho para comprender la realidad.
Lo cierto es que ya sean urbanos o rurales, los mitos son un común denominador y es curioso ver que, pese a los avances de la ciencia y el impacto masivo de la tecnología los mitos siguen presentes en nuestra cultura y muchos de ellos siguen siendo parte del sabroso menú de una buena conversación , en cualquier parte del mundo; y para ejemplo aquí te vamos a compartir algunos de los mitos más populares de todos los tiempos, que siguen superando fronteras:
Escocia: El Monstruo de Loch Ness, o “Nessie” es algún tipo de criatura marina gigante que nada muy a sus anchas en segundo lago más profundo del país y según la Enciclopedia Británica, los avistamientos se remontan a tiempos remotos pues se han descubierto esculturas de piedra que datan de más de mil años, cuando los celtas habitaban esa zona.
Nepal, Montes Himalayas: El Yeti, según explica la BBC londinense es de “un hombre mono enorme, peludo, con pies enormes y dientes agresivos que deja huellas que miden alrededor de 22 centímetros de largo”. Sus numerosos avistamientos son parte de tradición sherpa, grupo originario de esta región eternamente nevada de la India.
Estados Unidos: Sasquach, Bigfoot o Pie Grande es la versión americana del Yeti. Según el sitio History.com “su leyenda comienza en 1958, cuando el periodista Andrew Genzoli publicó una carta de un lector del periódico en el que trabajaba. La carta detallaba las grandes huellas misteriosas que los madereros del norte de California habían encontrado.
Por supuesto, sin innumerables los mitos urbanos asociados con seres fantásticos, como el maléfico Krampus europeo, mitad cabra, mitad humano; el Gjenganger escandinavo es como un híbrido fantasma-zombi que persigue a los vivos; los zombis haitianos víctimas del vudù; el Ubume japonés, que, una vez que se le arrancan sus plumas, se convierte en un monstruo que atrae a los niños para luego raptarlos; la mexicanísima Llorona y el Chupacabras ; pero uno de los mitos urbanos más recientes es el sudafricano ser malévolo Pinky Pinky un demonio con el pelo escandalosamente rosado que se dirigía a las chicas que sólo intentaban usar el sanitario y como no le gustan las chicas que usan ropa interior rosa, las ataca.
Vivimos en un mundo muy extraño, ¿no lo crees?