¿POR QUÉ NOS FASCINA LA MAGIA?

EL SECRETO ESTA EN NUESTRA PROPIA MENTE

El pequeño escenario se ilumina. Tras bambalinas aparece un personaje vestido elegantemente de frac con un alto sombrero de copa y un pequeño baston bicolor. El público aplaude.  El personaje   se despoja del sombrero, lo gira y  muestra  muy serio a la  audiencia   y lo deposita en  una mesita cubierta con paño verde. Pide silencio a los presentes, se  concentra y da unos pases mágicos sobre el sombrero al mismo tiempo que recita unas frases algo extrañas. Con su corto bastón toca tres veces el ala del  sombrero, se arremanga el saco, mete la mano en el hueco  y ¡oh sorpresa!  Del sombrero,  antes vacío aparece ¡un blanquísimo conejo que patalea! El  público, atónito,  aplaude entre expresiones de asombro y los niños, sobre todo los niños, observan al  mago  con  una mirada brillante y sonriente. La magia ha hecho acto  de presencia  y el mago hace una caravana ,  agradecido  y orgulloso.

Siglos y tal vez milenios han pasado desde que la imagen del mago se ha transformado de  aquel anciano de barba blanca  y sombrero de cono con estrellas  era reconocida como la del Mago  y causaba un temor casi religioso entre la gente, pero el efecto de la magia nos sigue causando estupor,  ya sea la magia blanca, negra ,  la cotidiana  o aquella que es un mero espectáculo . 

La pregunta es ¿Por qué nos sigue causando  fascinación? He aquí varias teorías que desde  muy distintas perspectivas nos tratan de explicar este extraño fenómeno que persiste en nuestra cultura,  pese a que cada vez somos menos crédulos y más llevados por otro tipo de magia, la de la ciencia y la  tecnología , marcadas por el  escepticismo. 

Según explica el portal Kilingmag dedicada a la alta  magia y sus seguidores: “La magia ejerce un atractivo en nosotros que, a veces, es complicado explicar. Nos atrae,  aun sabiendo que lo que vemos no es real. Esa fascinación que sientes ante lo imposible es una manera de alimentar a tus sentidos. No podemos evitar que nos cause satisfacción atender a lo mágico, porque realmente sabemos que estamos ante un truco perceptivo.”

El  mago y psicólogo Gustav Kuhn durante una conferencia celebrada en la Royal Institution  of Great Britain “revela el truco”  y explica  que  “Los magos conocemos  innumerables formas de presentarnos un mismo truco de manera que nos sorprenda aún más. Cada detalle, cada paso a paso en las distintas ilusiones, aportan a potenciar el efecto final de la magia. Aquí pudiera entrar lo que se denomina “ceguera inatencional” que no es más que el fracaso de nuestra mente de detectar un estímulo inesperado en nuestro campo visual. Lo cierto es que vivimos en el pasado, concretamente 100 milisegundos, que es lo que tarda el cerebro en recibir y procesar la señales que recibe de los ojos y otros sentidos. El  desvío de la atención (misdirection) y los movimientos sacádicos del globo ocular las bases de casi todo efecto mágico.”

Por su parte, el portal lamenteesmaravillosa.com documenta que “Sabemos que los magos juegan con nuestra mente a su antojo y que la magia no es real. Incluso así, disfrutamos igualmente del momento. Eso el público. Los neurólogos y psicólogos pueden encontrar otra utilidad en el arte de crear ilusiones mágicas. Estudian la percepción, la atención, la memoria… en definitiva, los límites del cerebro. Algunos científicos ya han empezado a colaborar con magos uniendo esas dos disciplinas tradicional y aparentemente antagónicas: la ciencia y la magia. Y decimos aparentemente antagónicas porque en realidad no lo son. Magia y cerebro están íntimamente relacionados. La magia es la ilusión de la percepción y la percepción se produce en nuestro cerebro.”

La literatura de ciencia ficción también trata de explicar las causas  y efectos de la magia y me parece muy interesante parafrasear a manera de conclusión la opinión del escritor británico Alan Moore creador de la afamada obra  The League of Extraordinary Gentlemen,  quien expresa que “Hay muy poca diferencia entre la magia y el arte. Para mí, el último acto de magia es crear algo de la nada: es como cuando el mago del escenario saca el conejo del sombrero.”

Por  supuesto el  truco del conejo en la chistera se ha repetido una  y otra vez a través de  los siglos ;  y en innumerables ocasiones a través de nuestra vida nos trae de vuelta a nuestra  niñez,  y aunque ya de adultos sabemos que todo es un truco,  no deja  de causarnos alegría.

 Esta es la verdadera  magia,  valga la redundancia, de la magia:  el poder transportarnos a un tiempo de inocencia, asombro y pureza. Volver a ser niños…¿Puede haber una magia más maravillosa?

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