¿Qué tan cierto es que “El futbol es el deporte del hombre”? La primera connotación de esta frase mercadotécnica, acuñada en el siglo XX, es que, desde una perspectiva de género, puede hoy en día resultar bastante criticable. Sin embargo, las cifras no mienten y según la agencia de medición Columbus Media, se estima que el Mundial de Qatar superará por mucho la cobertura oficial del Mundial de futbol celebrado en el 2018, y según el informe publicado en la página web oficial de la FIFA, “el total combinado de 3.572 millones de espectadores —más de la mitad de la población mundial de más de cuatro años— sintonizó la emisión que incluye tanto a los que vieron el torneo en casa como los que lo hicieron en lugares públicos, así como en plataformas digitales”.
Lo curioso es que ahora el gran ausente de la fiesta futbolera es precisamente Rusia, el país que lo organizó por última vez, y por temas políticos fue literalmente vetado; aunque la sede actual ha sido fuertemente criticada por temas como el respeto de los derechos humanos, particularmente en los casos de las condiciones laborales de los trabajadores, los derechos de la comunidad LGBT, y el consumo de alcohol durante los partidos.
Sin embargo, y pese a que esta vez el Mundial se celebrará inusualmente en los meses de noviembre y diciembre por las condiciones climáticas de la sede, el futbol una vez más logrará cautivar la atención planetaria y poner en pausa el “giro de la historia” durante 29 días.
Luego entonces, ¿el futbol puede lograr que el mundo se ponga de acuerdo en un tema que ni la política, ni la guerra, los intereses económicos, ni las declaraciones de los líderes espirituales han podido conseguir? Desde este punto de vista, muchos son los especialistas en temas sociales de impacto global que afirman que el futbol es una suerte de religión terrenal que busca alcanzar la gloria con los pies, y con ese fervor que invoca a la fe puesta en los colores de una camiseta. Este hecho significaría que el futbol es un ritual ateísta pues no cabe duda que, por ejemplo, y hablando del catolicismo, un domingo en el estadio, la catedral futbolera, hay más creyentes, oraciones e invocaciones a dios, que en todas las iglesias de la región.
Para el periodista Jorga García Robles del periódico Milenio “el soccer es una antirreligión muy pagana y muy aterrizada, que busca más el más acá que el más allá, que en su liturgia no se le rinden cuentas a un dios iracundo, ni existen decálogos ni pecados capitales, que su reino se halla en este mundo profano”.
En contraparte, según una encuesta del medio Quora, “hay tres aspectos importantes que pueden justificar por qué el fútbol es el deporte más jugado en todo el mundo: Inculca valores como compañerismo, respeto, disciplina, esfuerzo, espíritu de equipo y superación. Es una actividad accesible y barata, en comparación con otros deportes”.
Muy diversos y contrastantes son los argumentos y reflexiones que tratan de explicar la universalidad del futbol. Por ejemplo, hay quien opina que en el futbol los pies son el centro del mundo, pues el rasgo más singular del futbol soccer es que se juega con los pies; y es que resulta más difícil y más agresivo jugar un deporte con los pies que con las manos , o dicho de otra manera, el fut tiene implícita una revaloración de nuestras piernas y nuestros pies, las extremidades corporales que son estigmatizadas por recurrencia, ya que se dice que cuando algo esta “hecho con los pies (o con las patas) “es porque ese algo se puede calificar como torpe, burdo o “pedestre”.
Por supuesto, no falta quien trate de explicar al futbol fenómeno global como un instrumento más de un plan de dominación cultural y una estrategia para “embrutecer a las masas” a través de la falacia ilusoria de que “lo importante no es ganar sino competir”, lo cual suena sospechosamente a argumento político, tanto de izquierda como de derecha; aunque también se trata de explicar esta teoría conspiratoria en el hecho de que el futbol nace en Inglaterra y desde ahí se propagó hacia todo el planeta…Y por supuesto, todos sabemos que si algo define a los británicos es su afán por conquistar el planeta.
Lo cierto es que, desde mi personal punto de vista, lo confieso: practicar el deporte y ser fanático de su espectáculo son dos temas distintos que tienen una misma catarsis y como en las mejores representaciones teatrales , hay ingredientes que por un breve espacio y tiempo juegan para ti , o en contra tuya: villanos, héroes, comedia, tragedia, suspenso, compañerismo, rivalidad, sangre, sudor , lágrimas, aplausos, gritos y sombrerazos .
¿Qué sería del mundo sin futbol? Dejaríamos de tener fe en algo tangible , y un tema de conversación recurrente que te identifica , o te separa, de cualquier persona a quien después del nombre o lugar de origen le preguntas ¿a qué equipo le vas? O simplemente , en cualquier superficie plana, con dos piedras, una pelota y algunos “cuates” mas, algún perfecto desconocido se convierte en ese “hermano” temporal que juega a “la reta” contigo.
Si, yo estoy de acuerdo. El futbol es religión y soy el creyente más devoto del dios balón, y lo confieso sin la menor pena, pero con la esperanza de que mi selección gane la Copa Mundial …alguna vez.