DEMOCRACIA: ¿SUEÑO O PESADILLA?

¿ES OBLIGATORIO CONSUMIR BASURA?

Por Motecuzoma Ilhuicamina

Imagina que la única opción que tienes para comer es un restaurant muy caro, cuyos platillos principales son preparados con heces fecales, en diversas presentaciones. ¿Cuál elegirías?

Así percibo (acepto que puedo equivocarme) al actual sistema político mexicano, que ha llegado a ofrecernos como las mejores opciones a inmundos, corruptos, ignorantes, ineptos y costosos candidatos de diversos partidos (no todos, pero sí buen número de ellos) y que, durante sus  campañas (o carreras de ratas por el poder), ofrecen soluciones mágicas a todos los problemas del país y luego de obtener el jugoso puesto se olvidan de cumplir sus promesas, se dedican a enriquecerse y a tratar de continuar haciéndolo, a cualquier costo e incluso rompiendo leyes, por el resto de sus vidas, gracias al sistema que se los permite y les otorga la soñada oportunidad, libertad e impunidad para hacerlo. 

Sé que la comparación escatológica es burda, vulgar, odiosa y vil, pero esa es la forma en que se expresan, viven y actúan en muchas ocasiones tales partidos y políticos, esos que se ofrecen al electorado como los mejores representantes de la sociedad o como pastores y líderes mesiánicos de ese “pueblo bueno y sabio”, sumido en la ignorancia y la miseria, al que juran servir, cuando en realidad se sirven del mismo y se comportan como vulgares delincuentes, al parecer algo que muchos ya consideran requisito para ser “político”.

Pero un sistema que ofrece inmundicias como la mejor o la única opción no es democracia, sino kakistocracia: el poder en manos de los mediocres, ineptos y corruptos: los peores.

O es una oclocracia, en la que el poder queda en manos de quienes manipulan a una masa fanatizada e irracional y no en los más  capaces, honestos y preparados. 

Un gobierno que concentra todo el poder en manos de un sociópata, un partido ,un ejército es una tiranía o una dictadura y la historia muchas veces nos ha mostrado las terribles consecuencias de ello. Orwell lo ilustra bien en su “Rebelión en la granja”.

Un sistema político controlado y dominado por élites, grupos de poder o los más ricos, para su beneficio y no el de las mayorías, es una oligarquía o una plutocracia. De ello escribió Huxley en “Un mundo feliz”.

Considero que creer y apoyar con nuestro voto un sistema político con tales características nos convierte en cómplices, conscientes o no, y no en ciudadanos responsables. Hoy padecemos las graves consecuencias de otorgar el poder a grupos, mafias o sectas en las que sus “líderes”, eligen a corruptos,  a los peores oportunistas y hasta a delincuentes como los “representantes del pueblo”: ejemplos abundan y esas opciones son las que ofrecen a los ciudadanos, que terminan eligiendo a “los menos peores”, justificando con su voto una farsa a la que llaman “democracia” y cuyas consecuencias pueden ser muy dañinas para las mayorías. Insisto en que hay que construir alternativas ciudadanas que no implican el consumo forzoso de boñigas humanas.

Las luchas históricas para el logro de una verdadera democracia implican esos riesgos, pero parafraseando a Stuart Mill: mientras el ciudadano promedio elija voluntariamente ser un cerdo satisfecho y no un humano insatisfecho y mientras la pereza, el miedo, el conformismo, la anomia y hasta la complicidad y el valemadrismo de muchos ciudadanos lo permitan y no participen de forma consciente, honesta, crítica y activa, guiados por la ética, la inteligencia y la razón y no por el puro interés personal o de grupo, el fanatismo y la emoción, para elegir a los mejores, que realmente sean “servidores públicos” y exigirles cuentas, transparencia y que cumplan su trabajo de forma honesta y eficiente, es muy probable que tal democracia siga siendo sólo un sueño…o una pesadilla.

“Tú, como ciudadano, tienes la capacidad de elegir”.

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