DEMOCRACIA Y POLITICA, ¿CREER ES  PODER?

VENCER Y CONVENCER EL FIN QUE JUSTIFICA LOS MEDIOS…

Aun antes de se inventara la palabra democracia, el sistema político en donde el poder de la mayoría era ley  y gobierno surgió espontáneamente en el norte de la India; y  hay indicios de que la primera república existió, floreció y sucumbió cuando la ambición de sus vecinos justificó la  invasión del ejercito pretextando que la incipiente democracia era  una amenaza para la monarquía. Y así fue 400 años antes de que Cristo proclamara que ante los ojos de Dios todos somos iguales que la democracia  y el  poder  se convirtieron en enemigos a muerte,

Llego el tiempo  de los griegos bautizaran a la democracia como el poder del pueblo y  pusieron  en práctica un sistema de gobierno en el que las decisiones eran tomadas por una asamblea de ciudadanos;  acotando el poder del emperador en turno y sin lugar a dudas el berrinche de su majestad ha de haber sido épico,  pero esta vez el poder cambio de dueño y al acatar la decisión  de la mayoría comprendió que  sin pueblo  simplemente no  hay gobierno.

Sin embargo , el poder de decidir era una democracia imperfecta, pues en realidad la asamblea de ciudadanos representaba a una minoría, pues la población estaba integrada en su mayoría por esclavos que no tenían derecho a votar.

Esta primera forma de democracia era en realidad  un sistema oligárquico cuyo esquema estaba basado en la selección de representantes por sorteo,   aunque en algunos temas, las decisiones implicaban   el  consenso de la  mayoría.

La democracia griega fue bien  recibida por el pueblo y no propicio el surgimiento de un grupo de ciudadanos que  cuestionaran las decisiones de la asamblea. Aun  no nacía la oposición, cuando la Monarquía  Romana y la supremacía  del ejército,  conquistaron el territorio griego decretando la debacle del  gobierno, el fin  aparente de la  democracia pero no de una cultura tan asombrosa que cautivo a  los orgullosos romanos y fue así que la democracia logró permanecer latente.  

El Imperio Romano estuvo marcado por una lucha encarnizada  y sangrienta de quienes ambicionaron poseer el cetro , la corona a la que tan solo tenía derecho a  portar no cualquier  un hombre  cuyo poder era absoluto e incuestionable para millones de  súbditos en tres continentes.

Esta figura  imperial  y  la  ambición de conquista el  poder absoluto también trascendieron el tiempo y las fronteras hasta nuestros tiempos y son la inspiración de cualquier dictador enfermo de  poder.

Cuando la República Romana degeneró en el despotismo del Imperio,  llegó el  tiempo de ser conquistados por los ejércitos que convirtieron a la orgullosa Roma en un botín sangriento. 

La democracia sobrevivió al  colapso y sistema fue adoptado por algunas ciudades libres.

Durante la Edad Media la democracia renació en Italia, Alemania y Países Bajos en donde se siguieron aplicando los principios democráticos durante la Edad Media.

A medida que el feudalismo ya no funcionaba como sistema la  clase media reclamo su  derecho a para participar en los asuntos de gobierno y el poder económico se convirtió en un factor más para en  la nueva forma de decidir con una visión de negocio.

Con la llegada del Renacimiento los conceptos de igualdad de derechos políticos y sociales , el humanismo y el  derecho a decidir y disentir reafirmaron el legado universal de la cultura griega.     

Sin embargo,  aunque la democracia moderna es  un concepto global tal parece que este   sistema  ya se percibe como una fórmula que ya no garantiza el poder de decisión de la mayoría,   privilegiando a la política y al gobierno.

Hoy  en día el poder ciudadano se reduce a votar, y el hecho de votar se limita a una única ocasión cada cierto número de años, los votantes solo pueden elegir sus representantes en los ámbitos legislativo o ejecutivo y son esos representantes y no los votantes quienes tienen el poder de decidir los asuntos de Estado.

La política ha hecho del  poder de decisión de la mayoría ciudadana un jugoso botín en donde vencer es la prioridad  y convencer por todos los medios  que votar por otros partidos políticos aun  sin conocer su propuesta no solo es un grave  error , sino una traición a la patria.

Las `promesas de campaña son palabras al viento tiene fecha de caducidad el mismo que  depositas la papeleta electoral en la que  tu decisión importa tan solo  como dato estadístico.

La política es una enfermedad crónica  que reciclar  las promesas y le apuesta al  olvido como escalera al Poder  ¿Creer o no creer? ¿Poder  o no poder? La decisión es tuya y de nadie más.

Comparte