¿Qué es la democracia para una mujer?
Históricamente para nosotras, su significado ha sido un tanto diferente….
Uno de los ejercicios para hacer efectiva la democracia en una sociedad, es a través del voto y aunque hoy, votar es un derecho que gozamos las mujeres en casi todos los rincones del mundo, durante siglos no fue así. Fue después de una larga lucha de movimientos feministas en aras de una sociedad más justa e igualitaria, que se logró un cambio.
Es de importancia destacar que el camino hacia el voto femenino fue accidentado en muchos países del mundo y supuso una feroz lucha hacia la igualdad. En esta conquista sobresalen los nombres de muchas sufragistas británicas y estadounidenses, pero también mujeres en pie de lucha de muy diversas nacionalidades. En nuestro país destaca como pionera de este movimiento Hermila Galindo, una fuerte impulsora del voto de la mujer durante la época revolucionaria.
Y es que, las mujeres comenzaron a tomar conciencia de sí mismas y del derecho hasta entonces negado , pafa poder ocupar cargos de poder, ser elegidas para desempeñar cargos públicos, tener reconocimiento como derecho político y constitucional, su capacidad de formar parte de una sociedad incluyente, y por su puesto, su capacidad de decidir sobre su propio cuerpo por medio de la anticoncepción y el aborto. Buscar el sufragio femenino fue punta de lanza para lograr la revolución de las mujeres y significó el reconocimiento a la igualdad en la participación política.
El primer país en autorizar el voto femenino a las mayores de 21 años fue Nueva Zelanda, un 19 de septiembre de 1893, hace 129 años y muy pronto este derecho primordial fue reconocido por la comunidad internacional.
Con este precedente, llega el momento de México. Sería un 3 de julio de 1955, hace 67 años, cuando las mujeres en México sufragaran por primera vez en una elección federal. Fue el 17 de octubre de 1953, que el Presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena. Pese a la importancia que tenía este evento histórico, por ser el primer ejercicio de libertad de decisión de la mujer, la verdadera democratización de la ciudadanía tardó muchos años más en germinar, ya que la tradición estaba aún arraigada en nuestro país. Tuvieron que pasar 24 años para que se reconociera el sufragio de la mujer.
Sí, el voto femenino es actualmente una realidad política y jurídica dentro de las urnas. Pero el voto no sólo supone este acto, supone que se escuchen las voces de las mujeres y que haya una democracia de género que logre condiciones democráticas entre hombres y mujeres dentro de la sociedad en su conjunto, y específicamente, dentro de las empresas, burocracias y otras organizaciones. La importancia de la participación de las mujeres en cargos públicos permite contar con la diversidad necesaria para mantener la representatividad de la población de sus países, desarrollar políticas incluyentes y tener modelos a seguir que promuevan mayores niveles de participación de talento femenino en las nuevas generaciones.
Aunque hemos evolucionado en el tema y estamos en pleno 2022 con más oportunidades, la real participación de la mujer a nivel mundial, en muchas ocasiones, aún sigue siendo más teórica que práctica. El derecho al voto continua limitado en algunos países que anteponen los preceptos religiosos y las costumbres machistas al derecho fundamental humano y universal que representa el sufragio efectivo para hombre y mujeres, de acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por Naciones Unidas en 1948.
La historia se sigue escribiendo y afortunadamente son ellas quienes al fin, en la mayoría de los casos, la están escribiendo. Aún hay mucho por hacer. La lucha de las mujeres del ayer y hoy, busca lograr vivir en plena libertad, justicia e igualdad. Hasta que se reconozca que ésta es para tener los mismos derechos, seremos libres. Anhelo que las mujeres del mañana, puedan gozar sus frutos y voto porque mujeres y hombres, demos un efectivo y verdadero significado a la palabra democracia; haciendo de éste, un eco en el mundo. No es demasiado tarde. Somos todas. Somos todos. SOMOS UNO.