¿PARA QUÉ SIRVEN LAS MARCHAS?

ENTRE LA MITIFICACIÓN Y LA REALIDAD

¿Qué significa salir a la calle y manifestarse? ¿Es importante quienes o qué causa convoca a una manifestación? ¿Quiénes son los verdaderos beneficiarios de una manifestación? ¿Cuántas personas pueden ser suficientes para que una marcha o una manifestación sean significativas?  ¿El que una marcha sea significativa es suficiente para que lleve a una acción concreta? 

En la historia de nuestro país hay manifestaciones cotidianas multitudinarias, como las que se forman en el atrio de la Villa de Guadalupe cada 12 de diciembre, que alcanzan millones de personas; o las que en años recientes invade el crucero de Paseo de la Reforma, Hidalgo y Tenochtitlan, cada día 28 de mes, para honrar a San Judas Tadeo, que habita el Templo de San Hipólito. Ambas manifestaciones de fe, son bastante significativas, aunque no preocupan ni movilizan a nadie en la esfera del poder. 

Incluso del Templo de San Hipólito salió durante casi tres siglos, una manifestación, cada 13 de agosto, que congregaba a lo más granado de los habitantes de la Ciudad de México (Comerciantes, autoridades civiles, eclesiásticas, españoles, criollos, mestizos, etc.) el llamado Paseo del Pendón, en agradecimiento a San Hipólito, por haber logrado en su día la Conquista. Una manifestación multitudinaria en la cual participaban todos los sectores del poder, pero que no concluía en algo significativo. 

Después de haber logrado la Independencia, el emperador Agustín de Iturbide, hacía caso a los discursos dentro del Congreso, replicados a su vez por una prensa que estrenaba su libertad de expresión; todos ellos en su contra, rescatando su cruento pasado lleno de atrocidades contra los insurgentes. Mientras en las calles el pueblo se manifestaba “Viva Iturbide” como Padre de la Patria, lo que detenía por momentos sus deseos de abdicación. Finalmente, el criollo desestimó el mensaje de las calles e hizo más caso a la clase política, para evitar una guerra civil, antes de partir al exilio. 

En la invasión norteamericana de 1847 hizo falta la manifestación del pueblo; de hecho nadie salió de su casa a combatir al invasor; creían que eso era asunto de ejércitos profesionales. Ni en la Ciudad de México o alguna otra localidad del interior, a excepción de algunos civiles educados que ayudaron en el Convento de Churubusco, porque sí sabían cuáles serían las consecuencias de esta guerra. 

Hizo falta pueblo en la famosa Decena Trágica, porque el presidente en funciones, Francisco I. Madero, ya no contaba con el apoyo de ningún sector, ante el declive popular y la ineficiencia de sus acciones de gobierno, por lo que marchó de Chapultepec a Palacio Nacional, sólo escoltado por cadetes. 

Ya en el siglo XX la clase trabajadora era suficiente pueblo, y así lo demostró en las marchas de cada primero de mayo, además de darle apoyo al gobierno surgido de la revolución, cada tanto que hacía falta. También marcharon en contra gremios enteros, no tan significativos en número, sino en importancia, como los ferrocarrileros y los médicos, para denunciar sus paupérrimas condiciones de trabajo. 

Del movimiento estudiantil de 1968 hay que resaltar la Marcha del Silencio, por su contundente actitud, más que la sesión informativa en Tlatelolco (aunque resultaría mortalmente trágica) concentración que no pretendía marchar sino solo informar sobre una pausa al movimiento, hasta después de los XIX Juegos Olímpicos. 

Cuando la izquierda sale de la clandestinidad en los años 80, gracias a la Reforma Política, le fue muy difícil combatir las calles llenas y las masas del partido oficial, la herramienta preferida del viejo régimen. Pero poco a poco fueron ganando espacios, hasta llenar el Zócalo en fechas significativas, como en 1988, 1997, 2000 y 2018, entre otras. 

Y en este siglo XXI las clases medias y altas salieron a marchar, contra la inseguridad, el feminicidio y recientemente para defender al INE; marchas que no requirieron acarreo, ni apoyos en especie o en efectivo. Una masa que no es fácil convocar ni manipular. ¿Estaremos ante el inicio de una nueva modalidad de manifestaciones? 

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